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domingo, 6 de octubre de 2013

Sodom - Capítulo 02

Foto del cap: De nuevo Gaderiel y Jin (ya que aún no cambio de narrador XD) Jin está con la ropa que Gaderiel le compra en este episodio n.n




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Sodom ~ Tsumibito no Miyako
by Himutako Mizumi Himutako

Capítulo 02: El primer susurro de la Serpiente


Rating: T


     Los rayos del sol chocan contra mi cara, y fuerzan a mis ojos a abrirse lentamente. Observo las paredes de mi departamento. Como siempre, despierto solo en esta cama de sábanas blancas. Urgh, ¿por qué me duele tanto la cabeza?

     Me deslizo fuera de la cama y, con mucha pereza, me dirijo a la ducha. Que raro. No había notado que no traigo pijama. Tal vez estaba muy cansado anoche y alcancé a desvestirme, pero no a colocarme el pijama. Abro la llave del agua.

     El agua fría me despierta por completo. Pero no es lo único que logra. Las imágenes de la noche anterior se hacen conscientes. ¿Pero qué…? ¿Ese era yo? Pensando constantemente en la posible desaparición de ese desgraciado (nuevamente). No lo creo. El alcohol me tiene que haber afectado las neuronas. ¿¡A quién le importa si se va de nuevo sin decir nada!?

     Argh, ¿¡por qué pasó todo eso!? La forma brusca en que paso la esponja por mi piel la está tiñendo de color rojizo. ¿¡Cómo pude gemir de esa manera por causa de él!? Ni cuando pasamos esa noche juntos fue de esa forma. Es definitivo: tiene que haberme dado un afrodisíaco con ese vino. A propósito, ¿por qué no habrá llegado hasta el final? Aún en mi cuerpo queda una sensación extraña, como si faltara algo. Es que… ¿me falta haberlo tenido dentro? ¡Es absurdo!

Lo anhelas. Lo necesitas.

     Corto el agua, apretando de más la llave por la rabia que me producen mis pensamientos. Seco mi cuerpo lentamente, mientras miro al vacío, perdido en mi mente. Entonces me doy cuenta de que falta una toalla. ¿Se bañó aquí? ¿Sigue aquí? De repente se apodera de mí una alegría extraña, indeseada. ¿Entonces surtió efecto lo que hice ayer? No es que quiera que se quede, pero al menos debería darme algunas explicaciones…

     Es entonces cuando suena el timbre de mi departamento. ¿Quién es a esta hora? No puede ser él que salió y se quedó afuera, porque tiene llaves. ¡Cierto! Es…

-          ¡Yo abro! – escucho la voz de Gaderiel fuera del baño. ¡¡No!!

     No puede abrir él. Es justo lo que siempre quise evitar. Me apresuro a secarme el cuerpo y a ponerme la bata blanca sobre él. Trato de caminar rápido sin resbalarme por el piso mojado. Al salir, los veo a ambos. ¡Maldición, llegué tarde!

-          ¡Nii-san!

     Un pequeño de cabello rojo se me acerca y me abraza efusivamente. Es mi hermano menor, Ren. ¿Por qué tenía que pasar esto? No quería que conociera a Gaderiel…

-          Sí, realmente es tu hermanito. Son tan parecidos. Bueno, en el físico, porque de actitud no se parecen en nada. – comenta el maldito, riéndose.
-          Nii-san, ¿quién es este señor? ¿Es tu amante? Tiene una de tus batas.
-          Que, apropósito, me queda pequeña.
-          Obvio que te queda pequeña. Eres mucho más grande que yo.
-          Gracias, je je.
-          No te estoy halagando.
-          No has dicho que no sea tu amante. Voy a tomar eso como un sí.

     ¡Otra vez! Otra vez me puse a discutir con Gaderiel y se me olvidó negar ese pequeño detalle. ¿Por qué siempre me pasa esto? ¿Es que realmente mi inconsciente quiere jugarme una mala pasada? Por estar perdido en mis pensamientos y en querer golpearme la cabeza contra la pared, no noto a tiempo como de nuevo están conversando amenamente.

-          ¡Alto! Dejen de conversar.
-          ¿Por qué? Este señor es muy simpático y sabe muchas cosas.
-          Ese es el problema. Gaderiel puede ser una muy mala influencia para ti.
-          ¿Gaderiel se llama? ¡Que bonito nombre! ¡Desde ahora serás “Gaderiel-senpai” para mí!
-          ¿Por qué “senpai”? No tomes a este inmoral como modelo.

     Gaderiel sólo se ríe, mirando a mi hermano de una forma que no me gusta para nada. No es que sean celos. Es sólo que realmente me preocupa Ren. Siempre ha sido muy curioso y ha tenido algunos problemas por esa razón. Aunque no conozco mucho de la vida de Gaderiel, sé… sé que es peligroso. No sé exactamente porqué, pero lo sé.

Si tan sólo los hubiera separado ese día…
Muchas cosas podrían haberse evitado.

     Pero aun así no puedo evitar que conversen, cada vez más metidos en un tema desconocido para mí, mientras yo preparo el desayuno. Cuando comemos, ambos están intercambiando datos sobre tiendas y bares. No me gusta nada esto.

-          ¿Están desocupados los dos esta tarde? – pregunta Gaderiel, una vez que terminamos de comer.
-          Sí, lo estamos, ¿por qué?
-          Ren, no contestes por mí.
-          Pero sé que estás desocupado, nii-san. – sólo puedo mirarlo con reproche, ya que no está mintiendo.
-          Entonces, ¿qué les parece ir a comprar ropa nueva? Me gustaría comprarte ropa fina, Jin-chan.
-          Te he dicho que no me digas así, y no necesito tu dinero.
-          Mmmm… yo quiero ropa nueva. Con el salario de nii-san no tenemos para mucho.

     Otra vez debo mirarlo molesto. ¿Qué no puede dejar la boca cerrada? ¿Es qué realmente quiere que pase más tiempo con ese desgraciado? ¿Qué tiene en la cabeza?

-          Ya, entonces está decidido. Deberíamos ir a vestirnos primero, eso sí.
-          Cierto. No pueden salir los dos en bata. ¿Qué estuvieron haciendo anoche, por cierto?

     Me quedo callado unos segundos, sin saber que responder. No quiero mentirle, pero tampoco quiero decir exactamente lo que sucedió. Miro a Gaderiel por ayuda, aunque mi cara sigue completamente seria.

-          Hace unos años me fui de viaje, y recién ayer volví a ver a tu hermano. Lo fui a buscar a su trabajo y luego cenamos juntos en un restaurante. Finalmente lo traje a casa, y era tan tarde que decidí quedarme a pasar la noche.
-          Ahh, deben haber hablado de muchas cosas entonces. Ya que no se habían visto en tanto tiempo.

     Claro, hablar fue exactamente lo que hicimos. No me enteré de nada y tampoco estaba en condiciones de preguntar nada. Pero Ren no tiene porque saber eso. Nunca.

-          Si tanto quieres salir, vamos a vestirnos pronto.

     Tomo a Gaderiel de la muñeca y me dirijo con él a la habitación. Debo evitar que hablen más de ese tema.

-          Asumo que tendré que usar la misma ropa que ayer.
-          Claro. No tengo ropa de tu talla. Deja de recordarme que soy más bajo que tú.
-          Ni tanto más. Tu hermanito sí que es más pequeño que yo, ja ja.

     Me doy vuelta a mirarlo, y noto que está demasiado cerca de mí. ¿Cuándo se acercó tanto? No puedo hacer nada para evitar que me tome de la cintura y selle mis labios con los suyos. Otra vez esa lengua dominando mi boca. Sus brazos no me dejan ir, pero permiten que pueda apoyarme en su pecho para no caerme luego de que el beso termina.

-          ¿Tanto te gusta? – no tengo la fuerza para moverme. – Tienes unos labios muy dulces. Me pregunto si sólo yo percibo ese sabor.
-          ¿Es algo… subjetivo? – hasta me cuesta un poco hablar.
-          En este caso sí. – se ríe él y me vuelve a besar.

     No quiero admitirlo, pero mi cuerpo está empezando a reaccionar. Sin quererlo, deslizo mis manos por su espalda. Ah… quiero que me toque… ¿Tan necesitado estoy? Es verdad que antes de estar Gaderiel yo era virgen, y después de eso, no estuve con nadie. Tal vez necesito estar con alguien, y como sólo conozco el calor del cuerpo de Gaderiel, he de estar con él. No sé, no quiero pensar más…

-          Estás sumiso otra vez. Como una muñeca, con una cara hermosa e inexpresiva.
-          Tenemos que vestirnos… Ren está afuera… - él nos va a ver. Trato de hacerlo reaccionar mientras él lame mi cuello lentamente.
-          Ya confirmaste que somos amantes, aunque haya sido sin querer.

     ¿Qué lo confirmé? ¡Mentira! Saco fuerza de algún lugar desconocido y lo empujo lejos de mí. ¡Yo nunca hice eso! Prosigo a vestirme sin mirarlo, con el ceño permanentemente fruncido. Por eso no sé que cara pone cuando se ríe. No sé que mirada me dirige cuando susurra, con voz decidida:

-          Nosotros somos amantes. Siempre lo hemos sido. Incluso antes de lo que recuerdas y crees.

     Y sin más, continúa vistiéndose. No me atrevo a voltear, no sé porque. Tampoco entiendo de qué está hablando, por lo que no rebato nada. Gaderiel siempre dice cosas que no logro comprender. Él es tan… misterioso…

¿A qué se refería con esa frase? Sólo ahora entiendo todo lo que él decía.


-          ¡Vamos, nii-san! ¡Senpai!

     Ren corre hacia una de las tiendas del centro comercial. Para mi molestia, es una tienda de ropa fina, muy costosa. Yo no tengo dinero para comprar ahí, y mirar sólo me torturaría. Pero mi hermanito insiste y tengo que seguirlo. Gaderiel me sigue de cerca, con su perpetua sonrisa confiada en el rostro.

-          No podemos comprar aquí. Ni tú ni yo tenemos tanto dinero como para gastarlo en esta ropa.
-          Pero yo sí. – interrumpe Gaderiel, antes de que Ren pueda replicarme. – Ya te dije que quería comprarte ropa nueva, Jin.
-          No voy a aceptar tus limosnas.
-          No seas orgulloso. Considéralo un pago por lo que pasó anoche.
-          ¿Qué pasó anoche? – pregunta mi hermano, con sus ojos brillando.

     Lo que pasó anoche… ¿Se refiere a que me hizo embriagarme? ¿O que se quedó en mi departamento sin permiso? ¿O… a que no me tocó? ¡No! ¡Eso no es algo como para pagarme! ¡Yo no quería eso! Ren me mira frustrado porque nadie le contesta.

-          Mira este abrigo. ¿Te gusta? Yo creo que te vendría muy bien – el maldito me muestra un abrigo muy fino, de color café.
-          Se ve muy costoso. No puedo aceptarlo aunque quieras retribuirme por emborracharme ayer.
-          Y por no darte lo que querías. - !! lo golpeo en las costillas antes de que pueda decir más.
-          Lo acepto si no vuelves a hablar de ese tema.

     Sonríe satisfecho y, sin decirme nada más, se dirige a la caja a pagarlo, tomando unos pantalones por el camino. ¡Yo sólo acepté el abrigo, no los pantalones! Voy hacia él para evitar que gaste más dinero en mí, pero mi hermano me detiene.

-          Acepta sus regalos. Es tu pareja, ¿no?
-          No lo es. Si lo fuera, sabría a dónde fue de viaje, que fue a hacer…
-          Te molesta no saber, ¿cierto? Parece ser una persona muy importante para ti, y sin embargo, yo no sabía de su existencia. ¿Por qué es eso?
-          Porque quería evitar que lo conocieras. Él es una mala persona, y tú eres muy influenciable y curioso de ese tipo de cosas. Así que no te acerques más él, ¿entendido?
-          Mmm… nii-san, eres muy exagerado.

No fui exagerado. Debí preocuparme más. Debí hacerlo…

     Desobedeciéndome, corre hacia Gaderiel y se le cuelga del brazo, conversándole animadamente. Yo sólo puedo verlos con preocupación y algo de rabia. Gaderiel se metió a la fuerza a mi vida, y la volteó de cabeza. Cuando se fue, pasó mucho tiempo para que pudiera recuperarme de su ausencia (no porque lo extrañara, por la rabia de que se fuera sin decir nada), y ahora que volvió, de nuevo está perturbando mi vida.


     Almorzamos los tres juntos en el patio de comida. Como siempre, Gaderiel se ríe de mi afición por la comida nacional. Cuando mi hermanito le pregunta sobre a dónde fue de viaje, él le contesta que viajó a Alemania, a su pueblo natal, a arreglar algunas cosas. Aunque no haya especificado que fue a hacer, me molesta un poco que a Ren sí le conteste decentemente, y a mí no. No es que no quisiera que yo supiera eso, porque o sino no lo hubiera dicho en mi presencia. Es que no quería decírmelo directamente.

     Seguimos paseando por el centro comercial, y en un momento, Gaderiel desaparece. Mi hermano me mira extrañado y me sigue confundido cuando yo salgo corriendo por centro comercial, buscándolo desesperadamente. ¿Es que volvió a irse sin decir nada? ¿Cuándo lo volveré a ver? Siento que el corazón me da un vuelco en el pecho y late como si quisiera salirse de mi interior. ¡Gaderiel, ¿dónde estás desgraciado de mierda?!

Mi corazón se detenía cada vez que él desaparecía de mi vista.
Aun ahora siento esa presión en mi pecho cuando él no está.

     Cuando por fin lo hallamos, él está saliendo de una tienda muy extraña, que no alcanzo a notar el nombre ni nada más al estar distraído por otra cosa. Corro hacia Gaderiel para golpearlo en el estómago, logrando que bote al suelo una bolsa que traía en la mano. Cuando intento golpearlo de nuevo, Gaderiel me toma de las muñecas, inmovilizándome al instante.

-          ¿Por qué tan enojado? – él no parece molesto por lo que hago.
-          ¡¡Porque desapareces de la nada!! – apoyo mi cabeza en su pecho, cansado al sentir que el peso en mi pecho se aliviana.
-          ¿Tenías miedo a que me fuera?

     Me acaricia el cabello, y yo trato de apartarme inútilmente. Parece tan feliz y satisfecho. ¿Por mi desgracia? ¿Por mi angustia? Cualquiera se enojaría por una reacción como la que tuve recién, pero él parece fascinado. ¿Por qué…?


     Ya se está haciendo tarde, está anocheciendo. Mi hermano toma el autobús a casa de nuestra tía. Gaderiel se devuelve conmigo a mi departamento.

-          ¿Qué vas a hacer ahora? Yo tengo que ir a trabajar. – le digo, mientras me cambio de ropa a mi traje de croupier.
-          ¿Qué crees que voy a hacer? Soy un jugador profesional. Obviamente voy a acompañarte a tu trabajo.

     Lo miro molesto, pero tiene razón. ¿Qué más va a hacer si trabaja en eso? No puedo negarle que vaya al casino en que trabajo, no soy el dueño. Parece que tendré que soportar que venga conmigo. Suspiro, resignado. Me cansa tanto estar con él, pero tampoco… creo que tampoco quiero que se vaya…


     Al entrar al casino, varios clientes habituales me saludan. Para mi desgracia, entre ellos está Sudou, que aunque trata de ser cortés, se nota que está molesto. Maldición. Ahora que Gaderiel y yo llegamos juntos, confirmará su idea de que somos amantes. Tendré que ignorarlo. En cuanto puedo, me aparto de él, pero creo que lo hice enojar más.

     Para mi desgracia, a Gaderiel se le ocurre, por alguna razón, que es una buena idea ir a hablar personalmente con Sudou. ¿Qué está pensando? Se saludan cortésmente, pero el aire alrededor de ellos se siente pesado. No sé si es sólo a causa de Sudou, o es por Gaderiel también. Al estar aturdido por el estrés, apenas escucho algo sobre un espectáculo. ¿Qué espectáculo? Yo trabajo aquí y no sabía nada de eso.

     Cuando me acerco para oír mejor, llega de repente el dueño del casino, un hombre alto, de poco más de treinta años, de corto cabello castaño y ojos anaranjados. Para mi sorpresa, no me viene a sermonear porque no estoy haciendo mi trabajo como debería, sino que se acercó para saludar a Gaderiel.

-          ¡Schwarz, cuánto tiempo! – claro, es un jugador profesional. Es bastante probable que conozca al dueño de una gran cadena de casinos en todo el mundo.
-          Gusto en verlo, Armando Soler. ¿Todo ha ido bien?
-          Claro, después de superar ese bajón, todo está incluso mejor que antes. ¿Cómo le fue a usted con sus negocios?
-          Bastante bien. Creo que ya tengo todo preparado.
-          ¿En serio? Entonces, podré…

     Es entonces cuando Gaderiel lo hace callar. Al parecer, Armando tiene un tema privado que discutir con él. Pero parece no ser la ocasión para hablarlo, porque Gaderiel cambia de tema.

Gaderiel sabía cosas de todos nosotros, y las usaba para su conveniencia.
Pero mientras él cumpliera nuestros sueños, nada importaba.

-          Tengo planeadas unas cosas para hacer hoy. ¿Tengo permiso de hacerlas?
-          Sabe que usted tiene entrada liberada aquí. Siendo usted, puede hacer lo que plazcas y yo lo cubro. - ¿qué clase de relación es está?
-          Muchas gracias. Ah, y sí, es hora de que usted también haga lo que quiera. Pero recuerde que sin pasarse, ¿eh?
-          No pretendo matar a nadie, Schwarz.
-          Puede llamarme Gaderiel.

     ¿Qué relación tienen estos dos? Parecen conocerse bastante, pero aun así se tratan por los apellidos, y con formalidad. Necesito… necesito saber que pasa, pero si pregunto nadie me va a responder. Es mejor que escuche por ahora. Tal vez así obtenga mayor cantidad de información.

     Armando Soler se va un poco más lejos, a mirar las mesas de póker desde su lugar privilegiado por ser el dueño. Gaderiel, entonces, me toma de la mano de repente y me conduce hacia la mesa. También le hace una seña a Sudou para que nos siga.

-          Gaderiel, ¿qué estás haciendo?
-          Sudou-san, observe como Jin-chan y yo tenemos una partida de póker. Quien pierda, le mostrará algo maravilloso.
-          ¿Eh? ¿Qué planeas? ¿A qué te refieres con eso? Yo no acepté jugar contigo. – se está haciendo difícil mantener mi cara de póker.
-          ¿Algo maravilloso? Bueno, supongo que no pierdo nada. – dice Sudou, sentándose en uno de los lugares cerca de la mesa.
-          Perfecto.

     Un colega mío nos reparte las cartas. Argh, está bien, jugaré con él un rato. No entiendo a que se refiere con “algo maravilloso”, pero ya me preocuparé al rato. Después de todo, muy rara vez pierdo un juego de azar. Todas las veces que perdí, fueron con él… ¡Pero eso no pasará ahora!

-          Tienes una perfecta cara de póker. Me encanta.
-          Y tú como siempre coqueteas mientras juegas. No me voy a distraer como esperas.
-          No lo digo por eso. En serio te ves hermoso.
-          ¿Tan confiado estás de que vas a ganar? Siempre tienes esa cara de total seguridad. Nunca se sabe si estás blufeando o no. – él tan sólo se ríe.

     El resultado del juego fue algo que no esperaba. Es decir, quería que fuera así, pero en realidad no creí que ganaría. Pero así fue. Por poco, pero gané. Con un poco de inseguridad, levanto la mirada de las cartas y me encuentro con el rostro de Gaderiel. No parece molesto para nada. Está sonriendo como siempre.

-          Parece que me venciste por fin, ¿eh? Parece que la bendición de los Dioses que tienes se ha fortalecido.

     Él siempre decía eso. Que yo tenía una bendición, por eso tenía tanta suerte. Y que él tenía la suerte del Diablo, por eso yo no podía ganarle aun estando bendecido. Pero ahora le gané. Vencí su suerte de demonio.

En ese momento debí darme cuenta de que me dejó ganar.

-          ¿No decías que yo no podía ganarte?
-          No. Esperaba que ganaras ahora. Tenías que ganar. - ¿? Siento… siento que hay algo mal aquí. – Como le prometí, Sudou-san, Jin-chan le mostrará algo maravilloso.

     Dicho esto, Gaderiel me toma sorpresivamente por el cuello de la ropa y me lanza sobre la mesa de póker. Los empleados y los clientes se alejan un poco, asustados, susurrando que tal vez iba a comenzar un pleito por el juego.

     Pero no es así. Gaderiel está abriendo mi camisa, dejando mi pecho al descubierto, y también se deshace de mis pantalones con una facilidad impresionante. Y yo no puedo ni moverme, por alguna razón. No es shock, porque le estoy gritando todos los improperios que conozco. Es que mi cuerpo simplemente no se mueve. Como si estuviera atado por algo invisible.

-          ¿Comenzamos, Jin? – me susurra él al oído, haciéndome estremecer.
-          No… ¿qué estás haciendo? Todos… todos están mirando… ¡Y es mi lugar de trabajo! – quiero tapar mi cuerpo semi-desnudo, pero ni eso puedo hacer. Tengo miedo. No entiendo que le pasa a mi cuerpo, ni que pretende Gaderiel.
-          No te preocupes. Tu jefe me autorizó.
-          Armando-shachou… - miro hacia donde él está, y nos está mirando como si nada. Es más, parece interesado en lo que hacemos. Maldito pervertido. – Aunque sea mi jefe, no tiene ningún derecho sobre mi cuerpo.
-          Claro que no. Ese derecho es mío, y de nadie más. – su mirada cambia unos segundos. Me pareció ver un brillo bestial en sus ojos.

     Aunque él se separa de mí unos instantes para ir a buscar la bolsa que anda trayendo desde que estuvimos en el centro comercial, yo todavía no puedo moverme. No es que no tenga control de mis músculos. En verdad es como si hubiera una cuerda invisible amarrándome. ¿Qué hago ahora? Todo el mundo me está mirando. Unos horrorizados, sin atreverse a acercarse por alguna razón. Otros, con mucho interés, mirando lujuriosamente hacia acá. Entre estos últimos está Sudou.

-          ¿Era esto lo que me querías mostrar, Jin-chan?
-          ¿¡Qué!? ¡Yo no quería mostrarle nada! ¡Es Gaderiel quien está haciendo todo!
-          Pero tú no te estás defendiendo. Eso quiere decir que estás de acuerdo.
-          No lo estoy, pero… - no puedo explicarle porque no puedo moverme.
-          Listo, aquí tengo todo.

     Gaderiel vuelve a aproximarse a mí, con su bolsa de plástico en las manos. De ella saca algo muy extraño… que parecen orejas y la cola de un conejo. ¿Era eso lo que fue a comprar cuando se desapareció en el centro comercial?

Un conejo blanco. Él siempre me vio como uno.
Pasó un tiempo para que yo entendiera el porqué.

-          Accesorios de conejito. Perfectos para ti. – dice sonriendo, mientras pone unas orejas sobre mi cabeza.
-          ¿Conejo? ¡Oye, nadie te da permiso para hacer esto conmigo! ¡Deja que me vista!
-          No te estoy impidiendo nada. Puedes vestirte si no quieres hacer esto. – no puedo, pero no puedo explicarle porque no puedo. – Lo tomaré como que sí quieres esto.
-          ¡No es así!

     Sin embargo, mi cuerpo está reaccionando de todos modos. El ser observado, estando desnudo… No toda esa gente que está mí alrededor, a quien le importan esos. Es la mirada de Gaderiel la que hace arder mi cuerpo. Esa mirada intensa, como una serpiente acechando a un conejito. Realmente me siento como un conejo ahora.

-          Y también tenemos que ponerte esto.

     Y sin decir más, separa mis piernas sobre la mesa, dejando mi entrepierna semi-excitada a la vista de todos. Las miradas pervertidas se acentúan, al igual que las horrorizadas, al ver como Gaderiel entierra la pequeña punta que afirma a la cola de conejo, en mi trasero. Suelto un pequeño sollozo asombrado ante la intrusión. Es muy delgado (tal vez más que los dedos de Gaderiel), por lo que no me hace mucho daño, pero es extraño…

     Es entonces cuando mi cuerpo se sacude violentamente por el repentino placer. ¿Qué es esto? La cola (o lo que la afirma más bien) está vibrando dentro de mí.

-          ¿Te gusta? Te estoy preparando.
-          Prepararme… ¡Ah…! ¿Prepararme para qué…? ¡Nnn…!
-          ¿Todavía no lo entiendes, pequeño Jin? Vamos a mostrarle a Sudou-san lo que quería. Vas a dejarlo ver como eres en la cama.

     Al escuchar eso, dirijo mi mirada hacia Sudou, y siento un asco tremendo al verlo babear incontrolablemente. Argh, no quiero que alguien como él me esté mirando. Pero el mundo vuelve a desaparecer cuando me concentro en la mirada de Gaderiel. Tanto que hasta me empieza a dar lo mismo la vergüenza de que haya tanta gente viéndome.

- ¿Comenzamos, Jin?

     No puedo ni responderle, no me sale la voz. Pero sí que se deja escuchar cuando Gaderiel saca un gran dildo de dentro de la bolsa y me penetra con él. Dios, sí que duele… sólo hice esto una vez y fue hace mucho tiempo. Obviamente no voy a estar acostumbrado. Mas eso no parece importarle.

-          Oi, ¿no le estás haciendo daño…? – la voz de Sudou hace que mi mente se despeje un poco del dolor para poder poner atención.
-          No pensé que sería un romántico, Sudou-san. No se preocupe. A Jin le gusta el dolor. ¿Cierto, Jin?

     Gaderiel mueve el dildo contra mi próstata, logrando que se escapen sonidos muy vergonzosos de mi garganta. Dios, ¿cómo es que conoce tanto mi cuerpo? Inevitablemente, mis piernas se separan un poco más y mis caderas tiemblan buscando el contacto.

-          Que cara más hermosa. Me gusta cuando ya no pones resistencia. Como si te hubiera roto. Me gusta romper cosas. Más si son cosas tan bellas como tú. – él se inclina sobre mí y lame el lóbulo de mi oído para luego susurrar: - Aun no te voy a dar lo que quieres.
-          ¡Ahhh…! ¿Eh?

     ¿Es que puede leerme el pensamiento? ¿O es que mi mirada está fija desde hace rato en sus pantalones y él lo notó? Me vuelvo tan extraño cuando él me toca. Se me olvida la vergüenza, el orgullo, todo. Hasta se me olvida que él sólo me ve como un juguete. Definitivamente no era el alcohol. Yo soy débil a este hombre.

Él quería frustrarme. Quería seducirme.
Quería que lo deseara tanto que tuviera que rogarle.

- Vas a hacer muchas cosas por mí de ahora en adelante, ¿sí? – su voz me está hipnotizando. Siento el clímax cada vez más cerca, entre más rápido mueve su mano para utilizar el dildo en mí. – Hasta que te conviertas en mi muñeca personal…

     Esa palabra, “muñeca”, hace que mi cuerpo se estremezca y se sacuda. No puedo más. Me corro sobre mi abdomen, y Gaderiel me dirige una mirada satisfecha. Tan satisfecho de poder usarme como le plazca. Aunque sé eso, en este momento no me molesta en lo absoluto. Sus pupilas alargadas me observan sólo a mí…

Realmente me estaba convirtiendo en su muñeca…

     De repente, Sudou se acerca un poco más a nosotros, con una asquerosa cara ansiosa. Está sudando tanto… No acerques esas manos gordas y transpiradas a mi cuerpo, cerdo asqueroso.

-          Oye, jovencito, ¿ya puedo entretenerme yo también? Hace tanto que quiero tocar a Jin-chan… - vomitaría si no fuera porque Gaderiel sigue distrayéndome un poco.
-          No, no, no. El lugar del cerdo es allá atrás. – para mi impresión, parece que Sudou tampoco puede moverse. Igual que lo que me pasó a mí hace unos momentos. – Observe como Jin es tocado por mí y sólo por mí.

     Gaderiel saca de mi interior el dildo bruscamente, y mi cuerpo se sacude involuntariamente por eso. Se siente tan vacío. Quiero… quiero que sea Gaderiel quien esté dentro de mí… ¿Por qué dijo que “no me iba a dar lo que quiero”? Me muerdo el labio un poco frustrado.

-          Vamos, jovencito, déjame probar también.
-          No puede. Lo siento, cerdo. – le responde Gaderiel sin mirarlo, ocupado en deleitarse observando mi mueca que refleja una frustración muy obvia.
-          ¡Argh, ya estoy harto! ¡Los dos se han estado burlando de mí todo este tiempo!
-          ¿Sudou-sama…? – de repente se enoja así nada más. ¿Tanto quería hacérmelo? Que asco.
-          ¡Tú, que te veías tan inocente, Jinjirou! ¡Y has estado acostándote con este desgraciado todo este tiempo!
-          ¡Oiga! ¡No es así! - ¿¡Qué cree!? ¿¡Qué soy una puta!?
-          ¡No me importa! Pero lo peor… ¡Es este engreído que te toca en frente de mí y llama “cerdo” una y otra vez! ¡Ya veremos quien ríe de último!

     Antes de que Sudou logre llevar la mano a su bolsillo, una voz se escucha a través del casino. Dirijo mi mirada hacia el lugar de donde parece provenir.

-          ¡Gaderiel! ¡Ese viejo lleva una pistola consigo!

      No alcanzo a ver bien quien es, porque de inmediato vuelvo mi mirada hacia Sudou, quien efectivamente trae un arma en su mano. Sin embargo, no alcanza a levantarla del todo, para apuntarle a Gaderiel. Su brazo se queda detenido en el aire, y la pistola cae al suelo, logrando que todos los presentes corran aterrorizados. Lo oigo soltar un profundo alarido, pero no noto que es lo que le está haciendo daño. Repentinamente, su brazo se tuerce hacia atrás y su cuello comienza a comprimirse. Segundos después cae al suelo, inconsciente.

-          Claramente soy yo quien va a reír al final. Siempre es así.

     Miro con temor como Gaderiel se agacha como si nada a recoger la pistola que quedó tirada al lado del cuerpo de Sudou. ¿Es que él le hizo algo? Imposible. No lo vi moverse hacia él en ningún momento. Es más: ni siquiera le miró cuando comenzó su extraña reacción.

     Ya todos se han ido. Los únicos que quedan somos Gaderiel y yo, y el cuerpo inconsciente de Sudou. El jefe debe haber ido a calmar a la gente. Seguramente se enojará luego por lo que pasó, pero fue él quien lo permitió. Se lo permitió a Gaderiel. Por ser él. ¿Qué relación tienen esos dos?

     No, no estamos solos. Dos posibles dueños de la voz se acercan a nosotros. Uno de ellos es un hombre alto y joven, de unos veinticinco años, de ondulado cabello negro y unos sinceros ojos azul cielo. Por alguna razón esa mirada tranquila me dice que no ese no es el dueño de la voz que escuché.

-          ¿Por qué no aceptaste mi invitación a cenar, desgraciado? Tuve que cenar con Yoshio por tu culpa.
-          Oye, no lo digas como si fuera una tortura. – responde el de los ojos cielo.
-          Lo lamento. Tenía que ir a buscar a mi conejito.
-          Mmmm…

     Sí, el dueño de la voz es el otro. Un joven de más o menos la misma edad de Gaderiel, un poco más bajo que yo. Lo que me sorprende es su apariencia. Es tan o más bello que una mujer. Tiene una piel perfecta, el cabello lila brillante, y unos ojos grises que parecieran hipnotizarte. Y además parece conocer muy bien a Gaderiel, más que el jefe. Mi pecho arde por alguna razón. ¿¡Quién es este niño lindo!?

-          Con que este es tu conejito, ¿eh? Sí, es atractivo. Te perdono que me dejes por él. - ¿Eh? ¿Dejarlo por mí? ¿Se refiere a la cena o a otra cosa? - Por ahora…

     Mi mirada enfadada se encuentra con la suya, la cual está llena de seguridad. En serio, ¿¡quién es este niño coqueto!?

Un zorro seductor y el perro guardián que lo seguía a todas partes.
Poco sabía yo en ese entonces que esos dos
eran unas piezas muy valiosas en el ajedrez de Gaderiel…
 

18 comentarios:

  1. u.u *o* ¬_¬ ._. XD =D :3 :$ ES TODO LO KE PUEDO DECIR

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  2. es k me gusta demasiado tu historia por algo es original *o*

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    1. Muchas gracias n.n Pronto actualizaré la lista de personajes =D

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  3. o si espero tu historia y espero las actualizaciones de ut blog jiji.
    o una pregu sin molestar o apurarte como va tu juego digo es k lo kiero jugar XD

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    1. Desafortunadamente, no creo que saque nada nuevo de eso en un tiempo. Como tengo que actualizar Sodom cada mes y más otras cosas, y las cosas de la Universidad que me tienen súper ocupada, no creo que escriba mucho. Además necesito alguien que sepa colorear bonito a PC al menos (pensaba que hiciera los dibujos, pero me han mandado muchos dibujos y ninguno me convence u.u)

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  4. siento el no poder a yudarte si en algo t puedo ayudar avisame aunk tenga trabajo t ayudare si eso are y sige progresando =D

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    1. Gracias igual =D Leiste una historia que subí hace poco, que se llama "The Wandering Pierrot"?? A pesar de que es un fanfic de un juego, se entiende super bien lo que pasa igual. Lo mandé a un concurso de one-shot yaoi y gané el tercer lugar =D

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  5. no lo puedo creer eres una ganadora y yo ni tansiquiera e terminado mi traduccion te envidio, y eso dd entara a concursos no es lo mio pro k siempre pierdo eres grande amigui y lo seguras siendo *o*

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  6. son unas traduciones para la escu y otro de mangas

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    1. Ahh ok n.n Bueno, te dejo el link de mi historia: http://yggdrasil-no-muma.blogspot.com/2013/09/baroque-soconpo-justice-story.html

      Cuando dice "The Justice Story" se refiere a la carta del tarot.

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  7. ok la leo y despues te doy el link yo para m des el visto bueno de las traducciones de los mangas k estoy traduccioendo siiiiii.

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  8. *O* El capitulo 2 ~~ *wiii* (?) Me ha gustado >w< Gadariel es tan... y jinjirou es tan... ¡Kya! (?) me encanta como se va desarrollando todo y mas el choque de las personalidades de ambos. Ademas parece que Gadariel esconde algo (en sí, esconde mucho, pero bueno xD)

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    1. Gracias =D Sí, Gaderiel esconde muchas cosas, muchos planes macabros XD

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  9. Ya, leí, JA! no me tenías fé (yo tampoco me tenía fé, cofcof) Este capítulo me subió el animo por variooos motivos (algunos no tienen mucho que ver con el capítulo en sí, pero igual e-e) Gaderiel, lo amo con la vida, yo sería su conejito blanco sin problemas u///u Jin, atina, no importa si es una mala persona, lo que importa es que tú seas especial (consejos amorosos de mi parte xD)

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    1. Yay sí lo hiciste >w< Bien hecho, Dani, bien *le acaricia la cabeza* Que bueno que te haya subido el ánimo misteriosamente n.n XD Gaderiel es lo mejor <3 Jin es medio tsundere porque le tiene resentimiento a Gaderiel, pero igual lo ama XD Me encantó tu consejo (yo también lo daría XD)

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