Nuevo capítulo de Sodom, esta vez con un cambio de narrador. Acorde a esto, los que están en la imagen son Gaderiel y Kitsune (el de pelo lila), con sus uniformes de colegio (ya que salen muchos recuerdos de hace 5 años, cuando estaban en secundaria)
(La imagen está basada en una canción de Vocaloid que me inspiró para escribir esto, llamada Kusare Gedou to Chocolate. Ya traduciré esa canción y subtitularé un video con ella. Cuando lo haga, pondré aquí el link)
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Sodom ~ Tsumibito no Miyako
by Himutako Mizumi
Capítulo 03:
Recuerdos de la serpiente y el zorro
-
¿Quién
eres tú y de dónde conoces a Gaderiel?
El conejito me mira con recelo,
ordenándose las ropas que seguramente Gaderiel le desordenó. Parece que se
divirtieron bastante, ja ja ja. Y pensar que antes se divertía así conmigo.
Bueno, no me voy a poner celoso porque sabía que iba a suceder esto desde hace
años.
-
A
ver… Soy Kureha Kitsune y soy un… ¿amigo de la infancia? De Gaderiel, creo.
-
No
diría “de la infancia”, porque ya éramos adolescentes.
-
Cierto.
Y además, soy más que tu amigo.
Me divierte la cara de enfado del conejo.
Me encanta poner celosa a la gente. ¿Jin era su nombre? Gaderiel lo nombra
mucho. Sé hartas cosas de él por todo lo que comenta Gaderiel. Incluso cosas
que ni el mismo Jin debe saber de sí mismo.
Cosas que ni el conejo sabía
de sí mismo.
Gaderiel siempre sabía cosas
de todos sin que nadie las supiera antes.
-
Yo
soy Amano Jinjirou. Encantado. – ese tono monótono delata que claramente no
está feliz de conocerme.
-
Lo
sé. Gaderiel habla mucho sobre ti.
Un sonrojo casi imperceptible cubre sus
mejillas. Parece que Gaderiel ha hecho un buen trabajo con él. Ya está
encantado por él.
-
¿Por
qué no nos sentamos? Aprovechemos de charlar mientras el dueño regula la
situación.
Así lo hacemos. Nos sentamos todos juntos
en la mesa de póker. Me gusta este juego. Tengo buenos recuerdos con él. Yoshio
corre la silla por mí, acariciando mi cabello al pasar a su asiento. Siempre
tan atento conmigo, como un perro guardián.
Mi perro guardián.
Al ver lo que hizo Yoshio, Gaderiel
intenta hacer lo mismo para Jin, pero éste parece preverlo y le arrebata la
silla de las manos, para sentarse por su cuenta. Gaderiel parece fascinado por
su actitud, eso sí. Nunca entenderé su aparente fetiche por los tsundere.
-
¿Te
gustaría saber como nos conocimos, Jin?
-
Claro
que quiero. Siempre he tenido curiosidad, porque tú nunca hablas de ti.
-
Yo
también quiero saber. – interrumpe Yoshio. – Conocí a Gaderiel-san hace poco,
por medio de Kitsune-san, pero aún no sé nada de su historia juntos.
-
¿Celoso?
Je je – Yoshio es tan lindo. Sé que sólo está interesado en mí.
-
Quiero
saberlo todo de usted, Kitsune-san.
-
Sabía
que dirías eso.
-
Antes
que todo… - interrumpe el conejo. – Me gustaría saber que relación tienen
ustedes dos. No es necesario que me lo digan si no quieren. Es sólo curiosidad.
-
Pues
somos…
Me quedo sin palabras. ¿Cómo decir que
somos Yoshio y yo? Se podría decir que somos amantes. Él fue uno de mis
clientes, después de todo. Pero es diferente a los demás. Tan diferente…
Era el primero al que no
podía llamar sólo cliente.
Era el primero que realmente
parecía mi amante...
-
¿Amantes,
creo?
-
Yo
soy su sirviente, Kitsune-san. Me honra que me considere su amante.
-
Bueno,
tengo muchos amantes. Tal vez no debería usar esa palabra. Aunque esos amantes
son más clientes que verdaderos amantes.
-
¿Clientes?
Que lindo, no entiende a lo que me
refiero. Eso, o no quiere pensar mal. Trabaja en un casino, debe conocer sobre
estas cosas. Yo mismo frecuento mucho estos lugares, porque aquí están los
hombres con dinero.
-
Kitsune
es del barrio rojo. Sabes, supongo, como trabajan quienes vienen de ahí, ¿no?
Trabajas en un casino. Debes verlas seguido.
-
Ah…
Bueno, sí es atractivo como para trabajar en eso. Y tiene como… la actitud.
-
¿Tengo
actitud de prostituta? Vaya, hago bien mi trabajo.
-
No
pretendía ofender. Si me causas desconfianza, no es por eso.
-
Lo
supuse. Y aunque intentaras ofenderme, estoy orgulloso de lo que hago.
-
Yo no
vendería mi cuerpo, porque me da asco que la gente extraña me toque. Pero he
conocido a muchas chicas que lo hacen, por variadas razones.
-
Urgh,
las chicas son lo peor. Odio a las mujeres, o al menos a las prostitutas. Me
crié en una casa de mujeres, por eso las conozco y las odio.
-
¿Cómo
vivías en una casa de prostitutas femeninas si eres un hombre?
Ya nos estamos desviando del tema.
Prefiero no hablar de esas cosas, al menos por ahora. La idea era hablar de
como conocí a Gaderiel. Tengo que traer de nuevo ese tema a la conversación.
Las mujeres son lo peor.
-
Bueno,
bueno, eso no importa ahora. Querías saber como conocí a Gaderiel, ¿no? – él
asiente, totalmente atento. Sí que está interesado en él. – Ambos asistimos a
la misma secundaria. Aunque en un principio estábamos en clases diferentes, él
me encontró de todos modos.
Un día
me llegó un mensaje extraño al celular, de un destinatario desconocido. En el
receso fui a la azotea, donde el mensaje me indicaba que fuera. Tenía
curiosidad. No pensé que alguien me descubriría. Además, debía ir ahí de todos
modos.
“Sé que sabes algo de los
rumores que corren por el colegio.
Ven a verme a la azotea
cuando puedas.”
Me
siento un poco ansioso. Debe ser una persona muy capaz si logró pillarme.
Llegué corriendo a ese lugar.
-
Bienvenido, Kureha Kitsune.
Ojos de
serpiente y voz susurrante. Una persona fascinante me observaba de forma
penetrante. Era la primera vez que alguien me llamaba la atención así, de una
forma más que carnal.
-
¿Puedo saber quien eres? No creo haberte
visto antes, y recordaría a alguien que es mi tipo.
-
Gaderiel Schwarz. No me has visto porque
tengo clases en el otro edificio.
-
No me sorprende que aun así tú sepas mi
nombre. El rumor de que vendo mi cuerpo debe haberse expandido por todo el
colegio.
-
Así es. ¿No te molesta?
-
No, no me importa que la gente sepa eso de
mí, aunque sea algo que se considera malo socialmente. Lo que sí es molesto es
que los idiotas ahora creen que me pueden comprar y me molestan todo el tiempo.
No me interesan los estudiantes sin dinero.
-
Claro, no tienen con que pagar. ¿Es por
eso que comenzaste a esparcir esos rumores sobre los demás? ¿Porque alguien
esparció uno sobre ti?
Tenía
razón. Él me había descubierto. ¿Cómo? Nunca utilicé mi propio celular.
Realmente tiene que ser una persona muy hábil. Tenía un poco de miedo, no lo
voy a negar, pero también sentía una gran atracción.
No pude evitar seguirle la
corriente. Pero no me arrepiento para nada.
-
He investigado mucho sobre ti. Me
interesas.
-
Tú también me estás interesando.
-
¿No quieres ver el resultado de tu
travesura?
Me
indicó que fuera hasta la baranda, y juntos miramos hacia abajo. En el patio se
encontraba una chica común y corriente, que pronto es rodeada por varias otras.
Esas mujeres le gritan, la inmovilizan, le halan el cabello y cortan gran parte
de su ropa. Y la chica llora, humillada y avergonzada. El resto de la gente
sólo la mira de lejos. Nadie la ayudaba. Era magnífico. Al recordarlo, siento
la misma emoción en mi pecho que ese día.
La imagen de una mujer
traicionera como esa sufriendo es lo mejor.
-
Ja ja, se lo merecía. Juzgándome por
vender mi cuerpo y ella metiéndose con un profesor para subir las notas. Ella
me juzgó a mí: ahora que los otros la juzguen a ella.
-
Es la quinta esta semana. ¿Tantas fueron?
-
Sí. ¿Crees que solas alguna de ellas
podría haber planeado eso y atreverse a hacerlo?
-
Ya entiendo. Pero tú sí tuviste el valor y
la habilidad. Eres impresionante.
-
Tenía que hacerlo. Esas mujeres se
metieron en mi vida y… hirieron a mi única amiga.
-
También averigüé sobre eso. Es una
jovencita de nuestra misma edad, de cabello verde, un poco más claro que el
mío. ¿Fue por ella que lo hiciste?
Apreté
los puños al recordar como esas chicas se burlaron y golpearon a Rin. Sus voces
diciendo miles de sinónimos de “gorda” por segundo, cortando su cabello,
escupiéndole en el rostro. Y ella sin hacer nada. Yo fui quien tuvo que
alejarlas, amenazándolas con que llamaría a un profesor. Supongo que por eso
ellas se molestaron conmigo y esparcieron ese rumor. Porque no las dejé salirse
con la suya totalmente.
No iba a dejar que ella
pasara por eso de nuevo.
-
Según lo que sé, ella parecía destrozada
por lo que le hicieron.
-
En realidad no le afectó demasiado. Ella
siempre se ve así, en verdad, ya que no tiene muchas emociones que digamos.
-
Lo sé.
¿No le
parece raro que no tenga casi emociones? ¿Qué es lo que sabe este hombre? Me
preguntaba eso en ese tiempo. Luego sabría porque él se esperaba eso de Rin. Y
porque esperaba ciertas cosas de mí también.
-
El incidente te afectó más a ti que a
ella. Porque odias a las mujeres.
-
Claro que las odio. Ellas, con su envidia
y sus artimañas para hacer sufrir a los demás. Y no las puedes golpear porque
son delicadas florcitas. – él se ríe ante mi tono sarcástico.
-
A mí me pareces más una flor tú que ellas.
Una flor fuerte y llena de espinas, pero muy bella.
-
Y ellas no sabían que les pasaría si se
acercaban a esas espinas. Ahora viven lo que ellas mismas más temen: la muerte
social.
-
¿Y si pudieras darles algo más?
No
entendí de inmediato a que se refería con esa frase. ¿Algo más? ¿Algo que ellas
temieran más? ¿Un castigo más severo? ¿O una simple diversión extra para mí?
-
¿Qué harías si pudieras deshacerte de
ellas? ¿Si pudieras torturarlas y matarlas sin que caiga ningún castigo sobre
ti?
-
¿Cómo lograría eso? No soy una especie de
fenómeno con poderes especiales que me impidan caer preso. – pero él insiste.
-
¿Qué es lo que harías?
Me está
atrapando. Pero no creo que esté jugando conmigo. Su voz y su mirada me dicen
que habla en serio, aunque esté sonriendo igual que antes.
Era peligroso. No es una
respuesta que puedas darle a cualquiera.
Ni una pregunta que haría
cualquiera, aunque fuera en broma.
-
¿Qué harías tú?
-
No se vale que me devuelvas la pregunta,
pero te daré una respuesta. No le preguntaría esto a alguien que yo sepa que es
diferente a mí.
Con eso
me respondió todo. Éramos dos adolescentes de 15 años que soñábamos con matar a
quien nos cayera mal y no recibir ningún castigo por ello. Creía que era tonto,
pero me divertía pensando en que hacerles a esas mujeres, aunque no lo llevara
a cabo. Las ideas eran cada vez más horrendas, pero ninguno tenía más culpa que
el otro. Éramos igual de retorcidos. Era obvio que nos haríamos amigos.
-
Nunca
había conocido a alguien que disfrutara ese tipo de cosas sin querer salir
corriendo. Yo no hablaba de esas cosas con mis clientes o con aquellos que se
hacían llamar mis amigos. Sólo lo hablaba con Rin, pero ella no se emocionaba
como yo. Al menos no le daba miedo, y decía que me apoyaría en lo que yo
quisiera, ja ja.
-
Gaderiel,
aunque fuera en broma, no deberías haber apoyado eso y haberle planteado esas
cosas horribles.
Veo que el pequeño conejo aún no conoce a
Gaderiel del todo. Cree lo mismo que yo creía entonces: que era una broma o un
juego. Es eso, o lo está retando porque sí. Porque él no va a dejar de decir y
hacer lo que hace a estas alturas. A estas grandes y estratosféricas alturas.
Nunca fue un juego.
Y si lo
era, entonces para Gaderiel la vida misma era un juego.
A esas alturas, todo era
insignificante y todo era mortalmente valioso para él.
-
Sólo
estábamos jugando, Jin, calma. No todos tienen el sentido del humor tan
retorcido como lo tenemos Kitsune y yo.
Claro, eso dice ahora el mentiroso. Bueno,
no importa. Seguro que no quiere que Jin sepa esas cosas todavía. Pero se las
dirá algún día y ahí quiero ver que hará el conejo. Si saldrá corriendo como la
mayoría de la gente o si se quedará a su lado como yo.
Tal vez, si Gaderiel hace las cosas bien
(y seguro lo hará: él es ese tipo de persona), Jin se quedará con él, pero no
feliz y fascinado como yo. Esa es la diferencia entre nosotros. Por eso yo seré
su reina y él su sirviente. Aunque él sea más importante para Gaderiel que yo,
así será.
Aunque yo no pudiera tomar
el lugar del conejo en su vida, estaba bien.
Porque yo también tenía mi
lugar irreemplazable.
-
La
pasábamos muy bien juntos. Un día, Rin también se unió a nuestras
conversaciones y se motivó a planear cosas con nosotros. Creo que estaba feliz
de que yo tuviera un nuevo amigo, aparte de ella.
-
Esa
mujer, Rin, suena a que lo quiere mucho. – interrumpe Yoshio.
-
¿Ah
sí? ¿En que lo notas? Creo que es cierto, eso sí.
-
Puedo
deducir esas cosas porque usted lo es todo para mí.
Noto esa mirada de perrito angustiado que
siempre me dirige cuando quiere pedirme permiso. Sí, no hace nada sin antes
tener mi autorización. Así es él: tan diferente a todos los otros amantes y
clientes que he tenido.
Mi preciado perrito. ¿Qué haría
yo sin él?
En ese tiempo, había tomado
sólo una parte del peso de su existencia.
-
Adelante,
te lo permito.
Seguro que si tuviera cola ahora, la
movería rápidamente por la felicidad. Me toma del rostro y me besa en los
labios con fuerza, adentrando rápidamente su lengua en mi boca. Veo de reojo
como el conejo nos mira un poco molesto (seguro está tratando de disimular su
vergüenza) y a Gaderiel riéndose como siempre. Al sentir como las manos de
Yoshio se deslizan por mis piernas, atravesando mi abrigo de piel, le acaricio
la cabeza para indicarle que es suficiente.
-
Maldición,
quería seguir…
-
Ahora
no es el momento, Yoshio. Después te dejaré hacer lo que quieras.
“Si es que tienes tiempo antes de que no
te vea por un largo rato.” Pero eso no se lo voy a decir ahora.
El plan de Gaderiel...
-
Antes…
- la voz de Jin se hace audible. Sé que quiere regañarnos por besarnos en
público, pero no lo hace. – Antes dijiste que eran más que amigos. ¿Eres la
pareja de Gaderiel o qué?
-
Ja ja
ja, si lo fuera, ¿crees que dejaría que se bese con otro en frente de mí?
-
Bueno,
eso es verdad, pero…
-
No
somos pareja, Jin. – él frunce el ceño al oírme nombrarlo por su primer nombre.
– Somos cómplices.
-
¿En
qué?
-
Eso
te lo dirá Gaderiel en su momento.
Con eso, él se enoja más todavía. Que
divertido es. Gaderiel me sonríe desde su asiento. Parece satisfecho con esa
respuesta. Tenía razón en que no quería que supiera de ese asunto aún. Ni
Yoshio debe saber muy bien que es lo que pasa entre nosotros, pero a él no
parece importarle demasiado por ahora. Me obedece en todo, por eso no pregunta
y no me presiona. Como nadie lo ha hecho jamás, él me necesita.
-
Pero…
pero, han tenido… relaciones, ¿verdad?
-
Oh,
claro, no íbamos a desperdiciar el cuerpo del otro. Gaderiel es muy bueno en
eso, y claramente yo también.
-
Vives
de eso, después de todo. – Jin se ve inseguro. Adoro hacer sentir inseguros a
los demás. Mi belleza y mi actitud confiada lo hacen posible.
-
Exacto.
Era divertido hacerlo en el colegio, arriesgándonos siempre a que nos
encontrarán, ja ja. Aquellos tiempos… igual los extraño un poco.
-
No
tienes porque extrañar eso. De ahora en adelante, nuestras vidas mejorarán aún
más.
-
Lo
sé.
Mejorarán. Porque así lo
planeó Gaderiel y él nunca se equivoca.
Jinjirou nos mira confundido, pero aún no
puedo hablarle de eso. No por ahora. Tal vez a Yoshio sí pueda contarle, pero
Gaderiel tiene que autorizarlo primero. Es raro que yo siga las órdenes de
alguien, pero él lo merece. Él es el único que puede darme órdenes...
Esto
es algo aún no puedo contarle a nadie. Sólo Gaderiel, Rin y yo lo sabemos. Una
tarde, en un salón de clases vacío, nos reunimos como siempre a charlar sobre
nuestras locas ocurrencias. Mientras intercambiábamos datos sobre instrumentos
de tortura y cosas por el estilo, de repente Gaderiel se quedó en silencio.
Nosotros dos lo miramos, esperando alguna reacción.
-
Me gusta conversar con ustedes, chicos.
Que
extraño, no esperaba eso. No es normal que Gaderiel se ponga sentimental,
aunque lo que dijo sea cierto.
-
¿Qué pasa, Gaderiel? ¿Por qué dices eso
ahora?
-
Porque esperé muchísimo por este momento.
Estoy feliz.
¿Esperó
por esto? ¿Por conocer gente como nosotros que bromee con estas cosas o por
nosotros en específico? Gaderiel siempre había sido extraño. Decía cosas que
carecían de aparente sentido de la nada y luego no las explicaba.
Es un poco triste que no
haya entendido esa actitud antes.
Tal vez hubiera compartido
ese sentimiento de nostalgia en sus ojos.
-
Kitsune, tú siempre serás mi reina. Ten eso
claro.
-
¿Tu reina? Ja ja, eso suena bien. – de
hecho, me hace sentir extrañamente bien. Como si ya hubiera escuchado eso
antes.
-
No, en serio. Siempre lo serás. Más ahora
que todo saldrá bien.
Sus
ojos brillan de una forma diferente. Parece un verdadero demente por un
segundo, con los ojos bien abiertos, las pupilas un poco dilatadas, la mirada
fija y una sonrisa muy amplia en los labios. Da un poco de miedo.
Pura seguridad y locura.
-
¿Algo salió mal antes en tu vida? ¿Algo
que quieras arreglar? – no sé porque pregunté eso, pero sentí que debía
hacerlo.
-
¿No lo entiendes? Esas intuiciones que
tienes siempre, como lo que acabas de decir o cuando supiste que tenías que ir a
ayudar a Rin cuando las chicas la molestaban en el baño, no son coincidencias.
-
¿Cómo lo sabes?
-
Porque pronto dejarán de ser simples
intuiciones y pasarán a ser premoniciones.
Premoniciones... Me sorprende escuchar eso. Yo no le he hablado a nadie,
ni siquiera a Rin de la premonición que tuve cuando pequeño. ¿Es que en verdad
tengo un sexto sentido o algo así? Esa vez estaba bajo mucho estrés y era casi
una situación de vida o muerte, tal vez por eso mi capacidad se agudizó.
-
¿Cómo pasará eso? ¿Sabes como hacer que
esa capacidad se haga más fuerte?
-
Sí, yo puedo ayudarte. Aunque creo que a
mí me interesa más que a ti desarrollar eso.
-
¿Por eso te acercaste a mí? ¿Porque de
alguna manera averiguaste eso de mí?
-
Exacto. Me eres muy útil, igual que tú, Rin.
Ambos tienen capacidades que yo no tengo y que me serán fundamentales. No, nos serán fundamentales.
-
¿Nos?
-
Sí. Les propongo algo. Hagan un trato
conmigo. No con un Dios, no con un demonio, si no con una persona que es igual
a ustedes.
Realmente parece un demonio ahora. Como la serpiente Samael, que tentó a
Eva a comer del fruto prohibido, ahora nos ofrece un contrato. No es como que
no haya pensado antes en aceptar uno si se me daba la oportunidad.
-
¿Qué tipo de trato? – pregunta Rin. Seguro
ella también siente que esto va en serio, hasta que puede ser peligroso.
-
Que serán parte de mi familia. Yo pretendo
juntar a muchas personas, todas retorcidas como nosotros tres, y que posean
habilidades que nos sean útiles a todos.
-
¿Con que objetivo? – pregunta de nuevo
ella, pero la respuesta viene a mi mente de la nada, antes de que Gaderiel la pronuncie.
-
¿Quieren formar una utopía conmigo?
En ese tiempo, no le creímos de inmediato.
Pero él se encargó de hacernos ver que eso era verdad. Que nosotros teníamos
capacidades que le ayudarían a él y a nosotros mismos. Que realmente nos quiere
tener como parte de una familia y no como simples subordinados. Que quiere
cumplir nuestros deseos.
Otro
día, cuando íbamos a almorzar a la azotea, llegué antes de tiempo y un chico aprovechó
la oportunidad de acercarse para ofrecerme dinero por hacerlo con él. Pobre
idiota, ¿realmente cree que puede comprarme con tan poco, cuando hay numerosos
millonarios que pagarían 10 veces más por mí?
-
No sueñes, muerto de hambre. Con eso ni
siquiera pagas uno de mis cabellos.
-
No seas engreído, ¿realmente crees que vales
más que una chica?
-
¿Qué crees tú?
Me
mira de arriba abajo y un profundo sonrojo cubre sus mejillas. Sus manos
tiemblan, y traga saliva lentamente. Realmente está disfrutando lo que ve.
Aproxima sus manos a mis piernas, pero yo las pellizco antes de que lleguen a
su destino.
-
Ey, sin tocar. Ya te dije que no lo voy a
hacer contigo.
-
¿¡Y Gaderiel!? ¡Lo haces con él sin
cobrarle nada, ¿verdad?!
-
Él es diferente. Es mi amigo, mi
compañero, y además no le llegas ni a los talones.
-
Los dos tienen esa actitud de
superioridad, que hunde a todos los demás... Me hace sentir tan poca cosa y al
mismo tiempo... ¡Necesito acercarme más!
Me toma
de los hombros, claramente preparándose para forzar un beso sobre mis labios.
Maldición, tendré que alejarlo. Cada vez que alguien trata de forzarse sobre
mí, una fuerza que normalmente no tengo surge de mi cuerpo y logro alejarlos.
Esta no será la excepción.
-
Yo sí le pago. O al menos le pagaré.
Él me
suelta por la sorpresa. Ambos escuchamos la voz de Gaderiel desde la puerta a
la azotea. Está ahí parado, sonriendo como siempre.
-
No deberías obligar a los otros a estar
contigo. No es muy genial de tu parte que digamos, ja ja.
-
No te burles. ¡No se burlen!
Y sin
más, sale corriendo, seguramente muy humillado por haber sido rechazado así por
alguien que consideraba fácil. Bueno, que se entere. No soy nada de fácil.
Por su
parte, Gaderiel se acerca a mí, indicándome con la cabeza que me aproxime junto
a él a la baranda.
-
¿Recuerdas lo que les dije ayer sobre mi
utopía?
-
Claro. Realmente es una buena idea de
utopía. Te dije en su momento que te ayudaría si pudiera, pero, ¿crees que eso
de verdad es posible?
-
Lo es. Yo lo haré posible.- otra vez esa
mirada de loco y ese tono confiado en la voz. No está mintiendo. – Parte de eso
será mi pago para ti también.
-
¿A qué te refieres?
-
No sólo construiré ese lugar para
nosotros. Un lugar ideal para nosotros. Sino que haré que nunca perdamos ese
lugar.
-
Suena difícil, muy difícil. El mundo no
dejará que eso ocurra, Gaderiel. – le digo riéndome, pero al ver que él pierde
la sonrisa de siempre, dejo de reír.
-
Cumpliré tu deseo, Kitsune. Bueno, uno de
ellos. El otro lo cumplirá otra persona, así que no te preocupes.
¿Por
qué él siempre sabe tanto de las personas a su alrededor? Normalmente me
molesta que adivinen o averigüen cosas de mí, pero con él es diferente. Todo
con él es distinto, como si tuviera que ser de esa forma.
Cada vez que lo oía hablar
así, algo en mí dolía.
Un sentimiento de nostalgia
que no podía explicar, pero él también parecía sentir.
-
¿Qué deseo mío pretendes cumplir? Te digo desde
ya que creo que ambos de mis más grandes deseos son imposibles para ti.
-
Uno de ellos no lo es. Y no es el que
estás pensando.
-
¿Cómo sabes?
-
Porque no estas pensando en el que sólo un
Dios podría concedértelo. Y ese es exactamente el que pienso cumplir.
-
¿Eh...? – me quedo sin palabras. Entonces él
pretende...
-
Quieres ser bello para siempre, ¿verdad?
No envejecer jamás. Yo puedo hacer eso por ti, si tú me ayudas a cumplir mi
sueño.
Insisto. No sabía porqué,
pero era terriblemente nostálgico hablar de eso.
Tal vez por eso no podía
evitar creerle.
Nunca le había hablado de
ninguno de mis deseos, y él ya lo sabía...
-
No es tuyo solamente, ahora me entusiasmó
más tu idea de la utopía. ¡Si realmente puedes hacer que no envejezca, entonces
podrás lograr cualquier cosa que te propongas!
-
Exacto. En mi ciudad todos podremos hacer
lo que queramos, bajo mi mandato y reglas. Ya sabrás como serán, ja ja.
-
Sí, imagino un poco, y estoy de acuerdo,
je je.
-
Y seremos inmortales, por lo que no
tendrás que envejecer nunca.
Mis
ojos brillan al ver tanta sinceridad y tanta ambición en sus ojos. Realmente
pretende lograr eso. Y yo lo ayudaré. Un lugar en donde no importe el crimen
que cometamos. Seremos libres, seremos inmortales...
-
¿Qué puedo hacer por ti? Aún no me
explicas porque crees que puedo ayudarte.
-
En este mundo, todos tienen la posibilidad
de desarrollar poderes increíbles, pero nadie lo sabe, por lo que muy pocos
aprovechan ese potencial.
-
¿Este mundo? ¿Eso quiere decir que mi
teoría de los universos paralelos es correcta?
-
Sí. Pronto te diré porqué sé todo eso.
Pero es verdad. En este mundo, todos tienen un poder especial en sus almas. El
poder de desarrollarse como animales.
-
¿Te refieres a tener cola y garras y esas
cosas?
-
Sí y no. Claro que desarrollan partes de animales,
pero eso no es todo, y no es lo esencial. Las personas pueden desarrollar
capacidades que las personas asocian con el animal que tienen en su alma.
-
¿Como mitos o leyendas urbanas?
-
Exacto.
-
Mmm... dame un ejemplo. Creo que entenderé
mejor así.
-
Te hablaré de ti. Yo tengo la capacidad de
sentir que animal está dentro del alma de las personas que están a mi lado. Tú
eres un animal muy particular, por eso me interesas.
Tengo
curiosidad, pero por alguna razón siento que ya sé la respuesta. Otra vez una
de esas intuiciones raras que tengo a veces.
Una imagen de un zorro
blanco con numerosas colas
apareció en mi mente en ese
momento.
-
Estás destinado a ser un zorro blanco de
nueve colas. Son realmente escasos y muy poderosos. ¿Sabes el mito del zorro de
nueve colas?
-
Sí. Es un zorro que al cumplir una cierta
cantidad de años obtiene toda la sabiduría del mundo.
-
Exacto. Como era de esperarse de un zorro.
¿Por qué crees que sabes ese mito sin haberlo escuchado ni leído antes?
-
Ah... - no puedo contestar. Tiene razón, no
lo sabía.
-
¿Por qué crees que sin poner nada de
atención y faltar a clases, siempre sacas un puntaje perfecto en sus pruebas?
-
Porque cuando leo las pruebas, sé las
respuestas, no sé como.
-
Es porque estás obteniendo la sabiduría
del mundo. Tus intuiciones y premoniciones, ahora sin control tuyo, te dan
conocimiento que te puede ser útil. Imagínate como sería si pudieras controlar
eso.
-
Wow, realmente sería útil. Para nosotros.
-
¿Ves porqué te quiero a mi lado?
Tiene
razón. Algo así sería extremadamente útil. Sobre todo para un criminal. Si
realmente quiere crear una ciudad con gente como nosotros, que encuentra
divertido matar y torturar a otros, claro que necesitará de eso. Necesitará de
mí. Una sonrisa se forma en mis labios ante ese pensamiento.
-
¿Cumplirás mi deseo?
-
Mantendrás tu cuerpo y rostro perfectos
para siempre. No te preocupes por los detalles por ahora. Yo ya lo tengo todo
planeado, sólo tengo que reunir las piezas necesarias. Ya te tengo a ti. Y
también tendré a Rin, si tú logras convencerla para mí.
-
Claro que lo haré, si dices que es
necesario, pero, ¿qué es ella?
-
Es un camaleón. Si logro que ambos se
desarrollen, tendré dos aliados muy poderosos.
-
¡Genial…! – lo tomo del brazo sin siquiera
pensarlo. Necesito tocarlo para saber que todo es real. - ¿Puedo confiar en
ti…?
-
¿Qué crees tú?
Miro
directamente dentro de sus ojos. Él no me engaña. Antes de que me dijera que
soy un zorro, yo sabía la respuesta. Y esa vez... cuando era pequeño, hubo una
vez en que unas chicas gritaron que yo era un animal. Que tenía dos colas...
Ahora lo entiendo todo. Y si yo tenía dos en ese entonces, ¿cuántas tengo
ahora?
-
Gaderiel, ¿tú puedes ver mis colas?
-
Sí. Pronto podrás hacerlas visibles, cosa
que todos puedan verlas.
-
¿Cuántas son? – él se demora un poco en
responder.
-
Son tres. Recién obtuviste una nueva.
-
¿¡En serio!? ¿¡Cómo fue eso!? – ahora que
lo dice, puedo sentirlas, aunque no pueda verlas. Están ahí y son tres.
-
¿Sentiste algo muy intenso recién?
¿Intenso?
Entonces recordé las palabras de Gaderiel. La utopía que planea crear, su
intensión de cumplir mi deseo, la seguridad en su voz... La posibilidad real de
no envejecer nunca, que no ocurra jamás una de las cosas que más miedo me da. Y
el hecho de que llame a mí primero, antes que a cualquier otra persona, para
ser parte de su familia.
Era la segunda cosa que me
emocionó más en mi vida.
-
Sí, realmente pasó algo intenso, ja ja.
-
Yo haré que crezcas, Kitsune. Y en un
futuro, serás la reina de mi ciudad.
Pero para eso tengo que salir de aquí.
Tengo que llevar a cabo el plan de Gaderiel. Aunque sea duro, ya acepté
hacerlo. No tengo que hacer nada, sólo aguantar. Y esperar a que suceda.
-
Si ya
no me van a contar nada más, con su permiso, me retiro a mi departamento. –
dice de repente el conejo, trayéndome de vuelta al mundo real.
-
Cierto.
Deberíamos irnos.
-
Tú no
te vas conmigo de nuevo, Gaderiel.
-
No me
mires así, ja ja. Claro que me voy contigo. Yo te traje en mi automóvil, ¿recuerdas?
-
…Está
bien, pero sólo por esta noche.
Ja ja, Gaderiel ganó. Jin no pudo
resistirse a dejarlo ir con él. Yo también debo irme ahora. Espero que Gaderiel
tenga razón y ocurra lo que él dijo que iba a suceder. O si no estaré esperando
para nada.
-
Ah,
mejor no. Yoshio, ¿puedes llevar a Jin a casa? Yo me quedaré un rato más aquí
con Kitsune.
De inmediato veo al conejo mirarme feo. Ya
entendí. Gaderiel quiere que me quede solo aquí, pero Yoshio no me dejaría. Entonces
debe hacer como que se queda aquí conmigo. Pero primero quería asegurarse de
que Jin lo aceptara, y luego ponerlo celoso. Que inteligente es este
desgraciado, ja ja.
-
¿Está
bien eso, Kitsune-san?
Yoshio me mira con preocupación.
Seguramente no quiere alejarse (ama estar pegado a mí) y tampoco quiere dejarme
aquí solo con Gaderiel. Atrás de él, Jin continúa mirándome con un poco de
enfado, pero bastante bien disimulado.
-
Claro.
Ve. Hace tiempo que no veo a Gaderiel y debo conversar con él.
Luego de una despedida muy larga, debido a
que Yoshio no paraba de besarme y no quería dejar de abrazarme tampoco, ambos
se marchan, dejándonos solos.
-
La
verdad es que ayer nos vimos. – dice Gaderiel, una vez que ellos ya no están.
-
Si
no, no hubiéramos podido hacer planes de encontrarnos aquí, y no hubieras
rechazado mi invitación a cenar ayer para estar con tu conejito.
-
Ja ja
ja, perdón por eso, pero aún tengo que preparar el terreno con él.
-
Todavía
no sabe nada de tus planes, ¿verdad? Ni de los animales en las almas ni de que
no le dices “conejo” por nada.
-
No, y
aún no es el momento. – luego de una pausa, vuelve a dirigirse a mí. - ¿Estás
listo?
-
Creo.
Espero estarlo. No sé que tan terrible pueda ser, pero como dijiste, soy una
flor fuerte y llena de espinas. No voy a sucumbir tan fácil.
-
Claro.
Sé que podrás hacerlo. Yo tampoco sé que tan terrible será todo esta vez,
porque no puedo ver el futuro, pero confío en tu fuerza. De todos modos, estaré
vigilando por si algo pasa, y en unos días mandaré a Yoshio a buscarte.
-
Entendido.
“Esta vez” dijo él. Nunca
dice nada porque sí.
Y con eso, Gaderiel se marcha, dejándome
solo. Casi no hay clientes en el casino, y los crupier se preparan para irse. Sólo
tengo que esperar a que el dueño desee salir.
Salgo del lugar cuando siento un par de
ojos siguiéndome. A cualquiera le parecería tonto lo que hago, al adentrarme
apropósito en un callejón oscuro. Como pensé, él me sigue. El dueño de ese
casino: Armando Soler. Tal y como Gaderiel dijo, él estaba esperando la
oportunidad de volver a encontrarme. Después de que le quité todo lo que era
suyo, debió querer vengarse. Y ahora está detrás de mí.
Era como una mariposa
acercándose a una tela de araña.
Pero no es como yo esperaba. Antes de que
se acerque, mi cuerpo queda inmovilizado. ¿Qué está pasando...? ¿Hilos...? Mi
cuerpo está envuelto en numerosos hilos transparentes. Calma... calma... Él... ¿él
también tiene desarrollado algún poder? ¡Gaderiel, maldito bastardo de mierda!
¿¡Por qué no me dijo que también estuvo en contacto con él!? Ahora sólo puedo
confiar en Gaderiel, como siempre. Confiar en que esto será beneficioso. En que
mi quinta cola surgirá de esto.
-
Tanto
tiempo, perra. ¿Te acuerdas de mí?
La araña me había atrapado
en su red.
Esto iba a ser más duro de
lo que pensaba en un principio.
uu no esperaba menos de ti Himutako bonita historia me quede con ganas de mas pero bueno tu k no nos das mas no es cierto me gusto espero el siguiente cap. *o* u.u
ResponderBorrarGracias n.n Subiré el siguiente cap la primera semana del prox mes =D Antes subiré cosas sobre los personajes eso sí.
Borraru.u *o* genial las esperare con animo u.u
ResponderBorrarMe quede queriendo más >w< Ya voy entendiendo todo... y las piezas encajan perfectamente, tantos misterios, tantos secretos... Me gusta como queda ¡Mis más grandes ánimos!
ResponderBorrarOh! Y me olvide de mencionar que me encanta la imagen del capitulo!!
BorrarMuchas gracias n.n Sí, ahora están empezando a hilarse algunas cosas, pero aún quedan muchos personajes que introducir a la historia. Y la imagen, a mí también me gusta como quedó, pero como no la hice hace poco, no está marcada. Hubiera quedado más linda marcada u.u De más que la marcó y la subo de nuevo XD
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