Aviso

Pues, la cosa es que si quieren encargarme traducciones, de canciones y así, pueden pagar por paypal al mail mizumi_himutako1619@hotmail.com si son del extranjero, y por transferencia si son de Chile (consultar datos a través del mismo mail). 2 dólares por canción.

sábado, 2 de noviembre de 2013

Sodom - Capítulo 03

Nuevo capítulo de Sodom, esta vez con un cambio de narrador. Acorde a esto, los que están en la imagen son Gaderiel y Kitsune (el de pelo lila), con sus uniformes de colegio (ya que salen muchos recuerdos de hace 5 años, cuando estaban en secundaria)

(La imagen está basada en una canción de Vocaloid que me inspiró para escribir esto, llamada Kusare Gedou to Chocolate. Ya traduciré esa canción y subtitularé un video con ella. Cuando lo haga, pondré aquí el link)

************************************************


Sodom ~ Tsumibito no Miyako
by Himutako Mizumi

Capítulo 03: Recuerdos de la serpiente y el zorro


-          ¿Quién eres tú y de dónde conoces a Gaderiel?

     El conejito me mira con recelo, ordenándose las ropas que seguramente Gaderiel le desordenó. Parece que se divirtieron bastante, ja ja ja. Y pensar que antes se divertía así conmigo. Bueno, no me voy a poner celoso porque sabía que iba a suceder esto desde hace años.

-          A ver… Soy Kureha Kitsune y soy un… ¿amigo de la infancia? De Gaderiel, creo.
-          No diría “de la infancia”, porque ya éramos adolescentes.
-          Cierto. Y además, soy más que tu amigo.

     Me divierte la cara de enfado del conejo. Me encanta poner celosa a la gente. ¿Jin era su nombre? Gaderiel lo nombra mucho. Sé hartas cosas de él por todo lo que comenta Gaderiel. Incluso cosas que ni el mismo Jin debe saber de sí mismo.

Cosas que ni el conejo sabía de sí mismo.
Gaderiel siempre sabía cosas de todos sin que nadie las supiera antes.

-          Yo soy Amano Jinjirou. Encantado. – ese tono monótono delata que claramente no está feliz de conocerme.
-          Lo sé. Gaderiel habla mucho sobre ti.

     Un sonrojo casi imperceptible cubre sus mejillas. Parece que Gaderiel ha hecho un buen trabajo con él. Ya está encantado por él.

-          ¿Por qué no nos sentamos? Aprovechemos de charlar mientras el dueño regula la situación.

     Así lo hacemos. Nos sentamos todos juntos en la mesa de póker. Me gusta este juego. Tengo buenos recuerdos con él. Yoshio corre la silla por mí, acariciando mi cabello al pasar a su asiento. Siempre tan atento conmigo, como un perro guardián.

Mi perro guardián.

     Al ver lo que hizo Yoshio, Gaderiel intenta hacer lo mismo para Jin, pero éste parece preverlo y le arrebata la silla de las manos, para sentarse por su cuenta. Gaderiel parece fascinado por su actitud, eso sí. Nunca entenderé su aparente fetiche por los tsundere.

-          ¿Te gustaría saber como nos conocimos, Jin?
-          Claro que quiero. Siempre he tenido curiosidad, porque tú nunca hablas de ti.
-          Yo también quiero saber. – interrumpe Yoshio. – Conocí a Gaderiel-san hace poco, por medio de Kitsune-san, pero aún no sé nada de su historia juntos.
-          ¿Celoso? Je je – Yoshio es tan lindo. Sé que sólo está interesado en mí.
-          Quiero saberlo todo de usted, Kitsune-san.
-          Sabía que dirías eso.
-          Antes que todo… - interrumpe el conejo. – Me gustaría saber que relación tienen ustedes dos. No es necesario que me lo digan si no quieren. Es sólo curiosidad.
-          Pues somos…

     Me quedo sin palabras. ¿Cómo decir que somos Yoshio y yo? Se podría decir que somos amantes. Él fue uno de mis clientes, después de todo. Pero es diferente a los demás. Tan diferente…

Era el primero al que no podía llamar sólo cliente.
Era el primero que realmente parecía mi amante...

-          ¿Amantes, creo?
-          Yo soy su sirviente, Kitsune-san. Me honra que me considere su amante.
-          Bueno, tengo muchos amantes. Tal vez no debería usar esa palabra. Aunque esos amantes son más clientes que verdaderos amantes.
-          ¿Clientes?

     Que lindo, no entiende a lo que me refiero. Eso, o no quiere pensar mal. Trabaja en un casino, debe conocer sobre estas cosas. Yo mismo frecuento mucho estos lugares, porque aquí están los hombres con dinero.

-          Kitsune es del barrio rojo. Sabes, supongo, como trabajan quienes vienen de ahí, ¿no? Trabajas en un casino. Debes verlas seguido.
-          Ah… Bueno, sí es atractivo como para trabajar en eso. Y tiene como… la actitud.
-          ¿Tengo actitud de prostituta? Vaya, hago bien mi trabajo.
-          No pretendía ofender. Si me causas desconfianza, no es por eso.
-          Lo supuse. Y aunque intentaras ofenderme, estoy orgulloso de lo que hago.
-          Yo no vendería mi cuerpo, porque me da asco que la gente extraña me toque. Pero he conocido a muchas chicas que lo hacen, por variadas razones.
-          Urgh, las chicas son lo peor. Odio a las mujeres, o al menos a las prostitutas. Me crié en una casa de mujeres, por eso las conozco y las odio.
-          ¿Cómo vivías en una casa de prostitutas femeninas si eres un hombre?

     Ya nos estamos desviando del tema. Prefiero no hablar de esas cosas, al menos por ahora. La idea era hablar de como conocí a Gaderiel. Tengo que traer de nuevo ese tema a la conversación.

Las mujeres son lo peor.

-          Bueno, bueno, eso no importa ahora. Querías saber como conocí a Gaderiel, ¿no? – él asiente, totalmente atento. Sí que está interesado en él. – Ambos asistimos a la misma secundaria. Aunque en un principio estábamos en clases diferentes, él me encontró de todos modos.


     Un día me llegó un mensaje extraño al celular, de un destinatario desconocido. En el receso fui a la azotea, donde el mensaje me indicaba que fuera. Tenía curiosidad. No pensé que alguien me descubriría. Además, debía ir ahí de todos modos.

“Sé que sabes algo de los rumores que corren por el colegio.
Ven a verme a la azotea cuando puedas.”

     Me siento un poco ansioso. Debe ser una persona muy capaz si logró pillarme. Llegué corriendo a ese lugar.

-          Bienvenido, Kureha Kitsune.

     Ojos de serpiente y voz susurrante. Una persona fascinante me observaba de forma penetrante. Era la primera vez que alguien me llamaba la atención así, de una forma más que carnal.

-          ¿Puedo saber quien eres? No creo haberte visto antes, y recordaría a alguien que es mi tipo.
-          Gaderiel Schwarz. No me has visto porque tengo clases en el otro edificio.
-          No me sorprende que aun así tú sepas mi nombre. El rumor de que vendo mi cuerpo debe haberse expandido por todo el colegio.
-          Así es. ¿No te molesta?
-          No, no me importa que la gente sepa eso de mí, aunque sea algo que se considera malo socialmente. Lo que sí es molesto es que los idiotas ahora creen que me pueden comprar y me molestan todo el tiempo. No me interesan los estudiantes sin dinero.
-          Claro, no tienen con que pagar. ¿Es por eso que comenzaste a esparcir esos rumores sobre los demás? ¿Porque alguien esparció uno sobre ti?

     Tenía razón. Él me había descubierto. ¿Cómo? Nunca utilicé mi propio celular. Realmente tiene que ser una persona muy hábil. Tenía un poco de miedo, no lo voy a negar, pero también sentía una gran atracción.

No pude evitar seguirle la corriente. Pero no me arrepiento para nada.

-          He investigado mucho sobre ti. Me interesas.
-          Tú también me estás interesando.
-          ¿No quieres ver el resultado de tu travesura?

     Me indicó que fuera hasta la baranda, y juntos miramos hacia abajo. En el patio se encontraba una chica común y corriente, que pronto es rodeada por varias otras. Esas mujeres le gritan, la inmovilizan, le halan el cabello y cortan gran parte de su ropa. Y la chica llora, humillada y avergonzada. El resto de la gente sólo la mira de lejos. Nadie la ayudaba. Era magnífico. Al recordarlo, siento la misma emoción en mi pecho que ese día.

La imagen de una mujer traicionera como esa sufriendo es lo mejor.

-          Ja ja, se lo merecía. Juzgándome por vender mi cuerpo y ella metiéndose con un profesor para subir las notas. Ella me juzgó a mí: ahora que los otros la juzguen a ella.
-          Es la quinta esta semana. ¿Tantas fueron?
-          Sí. ¿Crees que solas alguna de ellas podría haber planeado eso y atreverse a hacerlo?
-          Ya entiendo. Pero tú sí tuviste el valor y la habilidad. Eres impresionante.
-          Tenía que hacerlo. Esas mujeres se metieron en mi vida y… hirieron a mi única amiga.
-          También averigüé sobre eso. Es una jovencita de nuestra misma edad, de cabello verde, un poco más claro que el mío. ¿Fue por ella que lo hiciste?

     Apreté los puños al recordar como esas chicas se burlaron y golpearon a Rin. Sus voces diciendo miles de sinónimos de “gorda” por segundo, cortando su cabello, escupiéndole en el rostro. Y ella sin hacer nada. Yo fui quien tuvo que alejarlas, amenazándolas con que llamaría a un profesor. Supongo que por eso ellas se molestaron conmigo y esparcieron ese rumor. Porque no las dejé salirse con la suya totalmente.

No iba a dejar que ella pasara por eso de nuevo.

-          Según lo que sé, ella parecía destrozada por lo que le hicieron.
-          En realidad no le afectó demasiado. Ella siempre se ve así, en verdad, ya que no tiene muchas emociones que digamos.
-          Lo sé.

     ¿No le parece raro que no tenga casi emociones? ¿Qué es lo que sabe este hombre? Me preguntaba eso en ese tiempo. Luego sabría porque él se esperaba eso de Rin. Y porque esperaba ciertas cosas de mí también.

-          El incidente te afectó más a ti que a ella. Porque odias a las mujeres.
-          Claro que las odio. Ellas, con su envidia y sus artimañas para hacer sufrir a los demás. Y no las puedes golpear porque son delicadas florcitas. – él se ríe ante mi tono sarcástico.
-          A mí me pareces más una flor tú que ellas. Una flor fuerte y llena de espinas, pero muy bella.
-          Y ellas no sabían que les pasaría si se acercaban a esas espinas. Ahora viven lo que ellas mismas más temen: la muerte social.
-          ¿Y si pudieras darles algo más?

     No entendí de inmediato a que se refería con esa frase. ¿Algo más? ¿Algo que ellas temieran más? ¿Un castigo más severo? ¿O una simple diversión extra para mí?

-          ¿Qué harías si pudieras deshacerte de ellas? ¿Si pudieras torturarlas y matarlas sin que caiga ningún castigo sobre ti?
-          ¿Cómo lograría eso? No soy una especie de fenómeno con poderes especiales que me impidan caer preso. – pero él insiste.
-          ¿Qué es lo que harías?

     Me está atrapando. Pero no creo que esté jugando conmigo. Su voz y su mirada me dicen que habla en serio, aunque esté sonriendo igual que antes.

Era peligroso. No es una respuesta que puedas darle a cualquiera.
Ni una pregunta que haría cualquiera, aunque fuera en broma.

-          ¿Qué harías tú?
-          No se vale que me devuelvas la pregunta, pero te daré una respuesta. No le preguntaría esto a alguien que yo sepa que es diferente a mí.

     Con eso me respondió todo. Éramos dos adolescentes de 15 años que soñábamos con matar a quien nos cayera mal y no recibir ningún castigo por ello. Creía que era tonto, pero me divertía pensando en que hacerles a esas mujeres, aunque no lo llevara a cabo. Las ideas eran cada vez más horrendas, pero ninguno tenía más culpa que el otro. Éramos igual de retorcidos. Era obvio que nos haríamos amigos.


-          Nunca había conocido a alguien que disfrutara ese tipo de cosas sin querer salir corriendo. Yo no hablaba de esas cosas con mis clientes o con aquellos que se hacían llamar mis amigos. Sólo lo hablaba con Rin, pero ella no se emocionaba como yo. Al menos no le daba miedo, y decía que me apoyaría en lo que yo quisiera, ja ja.
-          Gaderiel, aunque fuera en broma, no deberías haber apoyado eso y haberle planteado esas cosas horribles.

     Veo que el pequeño conejo aún no conoce a Gaderiel del todo. Cree lo mismo que yo creía entonces: que era una broma o un juego. Es eso, o lo está retando porque sí. Porque él no va a dejar de decir y hacer lo que hace a estas alturas. A estas grandes y estratosféricas alturas.

Nunca fue un juego.
Y si lo era, entonces para Gaderiel la vida misma era un juego.
A esas alturas, todo era insignificante y todo era mortalmente valioso para él.

-          Sólo estábamos jugando, Jin, calma. No todos tienen el sentido del humor tan retorcido como lo tenemos Kitsune y yo.

     Claro, eso dice ahora el mentiroso. Bueno, no importa. Seguro que no quiere que Jin sepa esas cosas todavía. Pero se las dirá algún día y ahí quiero ver que hará el conejo. Si saldrá corriendo como la mayoría de la gente o si se quedará a su lado como yo.

     Tal vez, si Gaderiel hace las cosas bien (y seguro lo hará: él es ese tipo de persona), Jin se quedará con él, pero no feliz y fascinado como yo. Esa es la diferencia entre nosotros. Por eso yo seré su reina y él su sirviente. Aunque él sea más importante para Gaderiel que yo, así será.

Aunque yo no pudiera tomar el lugar del conejo en su vida, estaba bien.
Porque yo también tenía mi lugar irreemplazable.

-          La pasábamos muy bien juntos. Un día, Rin también se unió a nuestras conversaciones y se motivó a planear cosas con nosotros. Creo que estaba feliz de que yo tuviera un nuevo amigo, aparte de ella.
-          Esa mujer, Rin, suena a que lo quiere mucho. – interrumpe Yoshio.
-          ¿Ah sí? ¿En que lo notas? Creo que es cierto, eso sí.
-          Puedo deducir esas cosas porque usted lo es todo para mí.

     Noto esa mirada de perrito angustiado que siempre me dirige cuando quiere pedirme permiso. Sí, no hace nada sin antes tener mi autorización. Así es él: tan diferente a todos los otros amantes y clientes que he tenido.

Mi preciado perrito. ¿Qué haría yo sin él?
En ese tiempo, había tomado sólo una parte del peso de su existencia.

-          Adelante, te lo permito.

     Seguro que si tuviera cola ahora, la movería rápidamente por la felicidad. Me toma del rostro y me besa en los labios con fuerza, adentrando rápidamente su lengua en mi boca. Veo de reojo como el conejo nos mira un poco molesto (seguro está tratando de disimular su vergüenza) y a Gaderiel riéndose como siempre. Al sentir como las manos de Yoshio se deslizan por mis piernas, atravesando mi abrigo de piel, le acaricio la cabeza para indicarle que es suficiente.

-          Maldición, quería seguir…
-          Ahora no es el momento, Yoshio. Después te dejaré hacer lo que quieras.

     “Si es que tienes tiempo antes de que no te vea por un largo rato.” Pero eso no se lo voy a decir ahora.

El plan de Gaderiel...

-          Antes… - la voz de Jin se hace audible. Sé que quiere regañarnos por besarnos en público, pero no lo hace. – Antes dijiste que eran más que amigos. ¿Eres la pareja de Gaderiel o qué?
-          Ja ja ja, si lo fuera, ¿crees que dejaría que se bese con otro en frente de mí?
-          Bueno, eso es verdad, pero…
-          No somos pareja, Jin. – él frunce el ceño al oírme nombrarlo por su primer nombre. – Somos cómplices.
-          ¿En qué?
-          Eso te lo dirá Gaderiel en su momento.

     Con eso, él se enoja más todavía. Que divertido es. Gaderiel me sonríe desde su asiento. Parece satisfecho con esa respuesta. Tenía razón en que no quería que supiera de ese asunto aún. Ni Yoshio debe saber muy bien que es lo que pasa entre nosotros, pero a él no parece importarle demasiado por ahora. Me obedece en todo, por eso no pregunta y no me presiona. Como nadie lo ha hecho jamás, él me necesita.

-          Pero… pero, han tenido… relaciones, ¿verdad?
-          Oh, claro, no íbamos a desperdiciar el cuerpo del otro. Gaderiel es muy bueno en eso, y claramente yo también.
-          Vives de eso, después de todo. – Jin se ve inseguro. Adoro hacer sentir inseguros a los demás. Mi belleza y mi actitud confiada lo hacen posible.
-          Exacto. Era divertido hacerlo en el colegio, arriesgándonos siempre a que nos encontrarán, ja ja. Aquellos tiempos… igual los extraño un poco.
-          No tienes porque extrañar eso. De ahora en adelante, nuestras vidas mejorarán aún más.
-          Lo sé.

Mejorarán. Porque así lo planeó Gaderiel y él nunca se equivoca.

     Jinjirou nos mira confundido, pero aún no puedo hablarle de eso. No por ahora. Tal vez a Yoshio sí pueda contarle, pero Gaderiel tiene que autorizarlo primero. Es raro que yo siga las órdenes de alguien, pero él lo merece. Él es el único que puede darme órdenes...


     Esto es algo aún no puedo contarle a nadie. Sólo Gaderiel, Rin y yo lo sabemos. Una tarde, en un salón de clases vacío, nos reunimos como siempre a charlar sobre nuestras locas ocurrencias. Mientras intercambiábamos datos sobre instrumentos de tortura y cosas por el estilo, de repente Gaderiel se quedó en silencio. Nosotros dos lo miramos, esperando alguna reacción.

-          Me gusta conversar con ustedes, chicos.

     Que extraño, no esperaba eso. No es normal que Gaderiel se ponga sentimental, aunque lo que dijo sea cierto.

-          ¿Qué pasa, Gaderiel? ¿Por qué dices eso ahora?
-          Porque esperé muchísimo por este momento. Estoy feliz.

     ¿Esperó por esto? ¿Por conocer gente como nosotros que bromee con estas cosas o por nosotros en específico? Gaderiel siempre había sido extraño. Decía cosas que carecían de aparente sentido de la nada y luego no las explicaba.

Es un poco triste que no haya entendido esa actitud antes.
Tal vez hubiera compartido ese sentimiento de nostalgia en sus ojos.

-          Kitsune, tú siempre serás mi reina. Ten eso claro.
-          ¿Tu reina? Ja ja, eso suena bien. – de hecho, me hace sentir extrañamente bien. Como si ya hubiera escuchado eso antes.
-          No, en serio. Siempre lo serás. Más ahora que todo saldrá bien.

     Sus ojos brillan de una forma diferente. Parece un verdadero demente por un segundo, con los ojos bien abiertos, las pupilas un poco dilatadas, la mirada fija y una sonrisa muy amplia en los labios. Da un poco de miedo.

Pura seguridad y locura.

-          ¿Algo salió mal antes en tu vida? ¿Algo que quieras arreglar? – no sé porque pregunté eso, pero sentí que debía hacerlo.
-          ¿No lo entiendes? Esas intuiciones que tienes siempre, como lo que acabas de decir o cuando supiste que tenías que ir a ayudar a Rin cuando las chicas la molestaban en el baño, no son coincidencias.
-          ¿Cómo lo sabes?
-          Porque pronto dejarán de ser simples intuiciones y pasarán a ser premoniciones.

    Premoniciones... Me sorprende escuchar eso. Yo no le he hablado a nadie, ni siquiera a Rin de la premonición que tuve cuando pequeño. ¿Es que en verdad tengo un sexto sentido o algo así? Esa vez estaba bajo mucho estrés y era casi una situación de vida o muerte, tal vez por eso mi capacidad se agudizó.

-          ¿Cómo pasará eso? ¿Sabes como hacer que esa capacidad se haga más fuerte?
-          Sí, yo puedo ayudarte. Aunque creo que a mí me interesa más que a ti desarrollar eso.
-          ¿Por eso te acercaste a mí? ¿Porque de alguna manera averiguaste eso de mí?
-          Exacto. Me eres muy útil, igual que tú, Rin. Ambos tienen capacidades que yo no tengo y que me serán fundamentales. No, nos serán fundamentales.
-          ¿Nos?
-          Sí. Les propongo algo. Hagan un trato conmigo. No con un Dios, no con un demonio, si no con una persona que es igual a ustedes.

     Realmente parece un demonio ahora. Como la serpiente Samael, que tentó a Eva a comer del fruto prohibido, ahora nos ofrece un contrato. No es como que no haya pensado antes en aceptar uno si se me daba la oportunidad.

-          ¿Qué tipo de trato? – pregunta Rin. Seguro ella también siente que esto va en serio, hasta que puede ser peligroso.
-          Que serán parte de mi familia. Yo pretendo juntar a muchas personas, todas retorcidas como nosotros tres, y que posean habilidades que nos sean útiles a todos.
-          ¿Con que objetivo? – pregunta de nuevo ella, pero la respuesta viene a mi mente de la nada, antes de que Gaderiel la pronuncie.
-          ¿Quieren formar una utopía conmigo?


     En ese tiempo, no le creímos de inmediato. Pero él se encargó de hacernos ver que eso era verdad. Que nosotros teníamos capacidades que le ayudarían a él y a nosotros mismos. Que realmente nos quiere tener como parte de una familia y no como simples subordinados. Que quiere cumplir nuestros deseos.


     Otro día, cuando íbamos a almorzar a la azotea, llegué antes de tiempo y un chico aprovechó la oportunidad de acercarse para ofrecerme dinero por hacerlo con él. Pobre idiota, ¿realmente cree que puede comprarme con tan poco, cuando hay numerosos millonarios que pagarían 10 veces más por mí?

-          No sueñes, muerto de hambre. Con eso ni siquiera pagas uno de mis cabellos.
-          No seas engreído, ¿realmente crees que vales más que una chica?
-          ¿Qué crees tú?

      Me mira de arriba abajo y un profundo sonrojo cubre sus mejillas. Sus manos tiemblan, y traga saliva lentamente. Realmente está disfrutando lo que ve. Aproxima sus manos a mis piernas, pero yo las pellizco antes de que lleguen a su destino.

-          Ey, sin tocar. Ya te dije que no lo voy a hacer contigo.
-          ¿¡Y Gaderiel!? ¡Lo haces con él sin cobrarle nada, ¿verdad?!
-          Él es diferente. Es mi amigo, mi compañero, y además no le llegas ni a los talones.
-          Los dos tienen esa actitud de superioridad, que hunde a todos los demás... Me hace sentir tan poca cosa y al mismo tiempo... ¡Necesito acercarme más!

     Me toma de los hombros, claramente preparándose para forzar un beso sobre mis labios. Maldición, tendré que alejarlo. Cada vez que alguien trata de forzarse sobre mí, una fuerza que normalmente no tengo surge de mi cuerpo y logro alejarlos. Esta no será la excepción.

-          Yo sí le pago. O al menos le pagaré.

     Él me suelta por la sorpresa. Ambos escuchamos la voz de Gaderiel desde la puerta a la azotea. Está ahí parado, sonriendo como siempre.

-          No deberías obligar a los otros a estar contigo. No es muy genial de tu parte que digamos, ja ja.
-          No te burles. ¡No se burlen!

     Y sin más, sale corriendo, seguramente muy humillado por haber sido rechazado así por alguien que consideraba fácil. Bueno, que se entere. No soy nada de fácil.

     Por su parte, Gaderiel se acerca a mí, indicándome con la cabeza que me aproxime junto a él a la baranda.

-          ¿Recuerdas lo que les dije ayer sobre mi utopía?
-          Claro. Realmente es una buena idea de utopía. Te dije en su momento que te ayudaría si pudiera, pero, ¿crees que eso de verdad es posible?
-          Lo es. Yo lo haré posible.- otra vez esa mirada de loco y ese tono confiado en la voz. No está mintiendo. – Parte de eso será mi pago para ti también.
-          ¿A qué te refieres?
-          No sólo construiré ese lugar para nosotros. Un lugar ideal para nosotros. Sino que haré que nunca perdamos ese lugar.
-          Suena difícil, muy difícil. El mundo no dejará que eso ocurra, Gaderiel. – le digo riéndome, pero al ver que él pierde la sonrisa de siempre, dejo de reír.
-          Cumpliré tu deseo, Kitsune. Bueno, uno de ellos. El otro lo cumplirá otra persona, así que no te preocupes.

     ¿Por qué él siempre sabe tanto de las personas a su alrededor? Normalmente me molesta que adivinen o averigüen cosas de mí, pero con él es diferente. Todo con él es distinto, como si tuviera que ser de esa forma.

Cada vez que lo oía hablar así, algo en mí dolía.
Un sentimiento de nostalgia que no podía explicar, pero él también parecía sentir.

-          ¿Qué deseo mío pretendes cumplir? Te digo desde ya que creo que ambos de mis más grandes deseos son imposibles para ti.
-          Uno de ellos no lo es. Y no es el que estás pensando.
-          ¿Cómo sabes?
-          Porque no estas pensando en el que sólo un Dios podría concedértelo. Y ese es exactamente el que pienso cumplir.
-          ¿Eh...? – me quedo sin palabras. Entonces él pretende...
-          Quieres ser bello para siempre, ¿verdad? No envejecer jamás. Yo puedo hacer eso por ti, si tú me ayudas a cumplir mi sueño.

Insisto. No sabía porqué, pero era terriblemente nostálgico hablar de eso.
Tal vez por eso no podía evitar creerle.
Nunca le había hablado de ninguno de mis deseos, y él ya lo sabía...

-          No es tuyo solamente, ahora me entusiasmó más tu idea de la utopía. ¡Si realmente puedes hacer que no envejezca, entonces podrás lograr cualquier cosa que te propongas!
-          Exacto. En mi ciudad todos podremos hacer lo que queramos, bajo mi mandato y reglas. Ya sabrás como serán, ja ja.
-          Sí, imagino un poco, y estoy de acuerdo, je je.
-          Y seremos inmortales, por lo que no tendrás que envejecer nunca.

     Mis ojos brillan al ver tanta sinceridad y tanta ambición en sus ojos. Realmente pretende lograr eso. Y yo lo ayudaré. Un lugar en donde no importe el crimen que cometamos. Seremos libres, seremos inmortales...

-          ¿Qué puedo hacer por ti? Aún no me explicas porque crees que puedo ayudarte.
-          En este mundo, todos tienen la posibilidad de desarrollar poderes increíbles, pero nadie lo sabe, por lo que muy pocos aprovechan ese potencial.
-          ¿Este mundo? ¿Eso quiere decir que mi teoría de los universos paralelos es correcta?
-          Sí. Pronto te diré porqué sé todo eso. Pero es verdad. En este mundo, todos tienen un poder especial en sus almas. El poder de desarrollarse como animales.
-          ¿Te refieres a tener cola y garras y esas cosas?
-          Sí y no. Claro que desarrollan partes de animales, pero eso no es todo, y no es lo esencial. Las personas pueden desarrollar capacidades que las personas asocian con el animal que tienen en su alma.
-          ¿Como mitos o leyendas urbanas?
-          Exacto.
-          Mmm... dame un ejemplo. Creo que entenderé mejor así.
-          Te hablaré de ti. Yo tengo la capacidad de sentir que animal está dentro del alma de las personas que están a mi lado. Tú eres un animal muy particular, por eso me interesas.

     Tengo curiosidad, pero por alguna razón siento que ya sé la respuesta. Otra vez una de esas intuiciones raras que tengo a veces.

Una imagen de un zorro blanco con numerosas colas
apareció en mi mente en ese momento.

-          Estás destinado a ser un zorro blanco de nueve colas. Son realmente escasos y muy poderosos. ¿Sabes el mito del zorro de nueve colas?
-          Sí. Es un zorro que al cumplir una cierta cantidad de años obtiene toda la sabiduría del mundo.
-          Exacto. Como era de esperarse de un zorro. ¿Por qué crees que sabes ese mito sin haberlo escuchado ni leído antes?
-          Ah... - no puedo contestar. Tiene razón, no lo sabía.
-          ¿Por qué crees que sin poner nada de atención y faltar a clases, siempre sacas un puntaje perfecto en sus pruebas?
-          Porque cuando leo las pruebas, sé las respuestas, no sé como.
-          Es porque estás obteniendo la sabiduría del mundo. Tus intuiciones y premoniciones, ahora sin control tuyo, te dan conocimiento que te puede ser útil. Imagínate como sería si pudieras controlar eso.
-          Wow, realmente sería útil. Para nosotros.
-          ¿Ves porqué te quiero a mi lado?

     Tiene razón. Algo así sería extremadamente útil. Sobre todo para un criminal. Si realmente quiere crear una ciudad con gente como nosotros, que encuentra divertido matar y torturar a otros, claro que necesitará de eso. Necesitará de mí. Una sonrisa se forma en mis labios ante ese pensamiento.

-          ¿Cumplirás mi deseo?
-          Mantendrás tu cuerpo y rostro perfectos para siempre. No te preocupes por los detalles por ahora. Yo ya lo tengo todo planeado, sólo tengo que reunir las piezas necesarias. Ya te tengo a ti. Y también tendré a Rin, si tú logras convencerla para mí.
-          Claro que lo haré, si dices que es necesario, pero, ¿qué es ella?
-          Es un camaleón. Si logro que ambos se desarrollen, tendré dos aliados muy poderosos.
-          ¡Genial…! – lo tomo del brazo sin siquiera pensarlo. Necesito tocarlo para saber que todo es real. - ¿Puedo confiar en ti…?
-          ¿Qué crees tú?

     Miro directamente dentro de sus ojos. Él no me engaña. Antes de que me dijera que soy un zorro, yo sabía la respuesta. Y esa vez... cuando era pequeño, hubo una vez en que unas chicas gritaron que yo era un animal. Que tenía dos colas... Ahora lo entiendo todo. Y si yo tenía dos en ese entonces, ¿cuántas tengo ahora?

-          Gaderiel, ¿tú puedes ver mis colas?
-          Sí. Pronto podrás hacerlas visibles, cosa que todos puedan verlas.
-          ¿Cuántas son? – él se demora un poco en responder.
-          Son tres. Recién obtuviste una nueva.
-          ¿¡En serio!? ¿¡Cómo fue eso!? – ahora que lo dice, puedo sentirlas, aunque no pueda verlas. Están ahí y son tres.
-          ¿Sentiste algo muy intenso recién?

     ¿Intenso? Entonces recordé las palabras de Gaderiel. La utopía que planea crear, su intensión de cumplir mi deseo, la seguridad en su voz... La posibilidad real de no envejecer nunca, que no ocurra jamás una de las cosas que más miedo me da. Y el hecho de que llame a mí primero, antes que a cualquier otra persona, para ser parte de su familia.

Era la segunda cosa que me emocionó más en mi vida.

-          Sí, realmente pasó algo intenso, ja ja.
-          Yo haré que crezcas, Kitsune. Y en un futuro, serás la reina de mi ciudad.


     Pero para eso tengo que salir de aquí. Tengo que llevar a cabo el plan de Gaderiel. Aunque sea duro, ya acepté hacerlo. No tengo que hacer nada, sólo aguantar. Y esperar a que suceda.

-          Si ya no me van a contar nada más, con su permiso, me retiro a mi departamento. – dice de repente el conejo, trayéndome de vuelta al mundo real.
-          Cierto. Deberíamos irnos.
-          Tú no te vas conmigo de nuevo, Gaderiel.
-          No me mires así, ja ja. Claro que me voy contigo. Yo te traje en mi automóvil, ¿recuerdas?
-          …Está bien, pero sólo por esta noche.

     Ja ja, Gaderiel ganó. Jin no pudo resistirse a dejarlo ir con él. Yo también debo irme ahora. Espero que Gaderiel tenga razón y ocurra lo que él dijo que iba a suceder. O si no estaré esperando para nada.

-          Ah, mejor no. Yoshio, ¿puedes llevar a Jin a casa? Yo me quedaré un rato más aquí con Kitsune.

     De inmediato veo al conejo mirarme feo. Ya entendí. Gaderiel quiere que me quede solo aquí, pero Yoshio no me dejaría. Entonces debe hacer como que se queda aquí conmigo. Pero primero quería asegurarse de que Jin lo aceptara, y luego ponerlo celoso. Que inteligente es este desgraciado, ja ja.

-          ¿Está bien eso, Kitsune-san?

     Yoshio me mira con preocupación. Seguramente no quiere alejarse (ama estar pegado a mí) y tampoco quiere dejarme aquí solo con Gaderiel. Atrás de él, Jin continúa mirándome con un poco de enfado, pero bastante bien disimulado.

-          Claro. Ve. Hace tiempo que no veo a Gaderiel y debo conversar con él.

     Luego de una despedida muy larga, debido a que Yoshio no paraba de besarme y no quería dejar de abrazarme tampoco, ambos se marchan, dejándonos solos.

-          La verdad es que ayer nos vimos. – dice Gaderiel, una vez que ellos ya no están.
-          Si no, no hubiéramos podido hacer planes de encontrarnos aquí, y no hubieras rechazado mi invitación a cenar ayer para estar con tu conejito.
-          Ja ja ja, perdón por eso, pero aún tengo que preparar el terreno con él.
-          Todavía no sabe nada de tus planes, ¿verdad? Ni de los animales en las almas ni de que no le dices “conejo” por nada.
-          No, y aún no es el momento. – luego de una pausa, vuelve a dirigirse a mí. - ¿Estás listo?
-          Creo. Espero estarlo. No sé que tan terrible pueda ser, pero como dijiste, soy una flor fuerte y llena de espinas. No voy a sucumbir tan fácil.
-          Claro. Sé que podrás hacerlo. Yo tampoco sé que tan terrible será todo esta vez, porque no puedo ver el futuro, pero confío en tu fuerza. De todos modos, estaré vigilando por si algo pasa, y en unos días mandaré a Yoshio a buscarte.
-          Entendido.

“Esta vez” dijo él. Nunca dice nada porque sí.

      Y con eso, Gaderiel se marcha, dejándome solo. Casi no hay clientes en el casino, y los crupier se preparan para irse. Sólo tengo que esperar a que el dueño desee salir.

     Salgo del lugar cuando siento un par de ojos siguiéndome. A cualquiera le parecería tonto lo que hago, al adentrarme apropósito en un callejón oscuro. Como pensé, él me sigue. El dueño de ese casino: Armando Soler. Tal y como Gaderiel dijo, él estaba esperando la oportunidad de volver a encontrarme. Después de que le quité todo lo que era suyo, debió querer vengarse. Y ahora está detrás de mí.

Era como una mariposa acercándose a una tela de araña.

     Pero no es como yo esperaba. Antes de que se acerque, mi cuerpo queda inmovilizado. ¿Qué está pasando...? ¿Hilos...? Mi cuerpo está envuelto en numerosos hilos transparentes. Calma... calma... Él... ¿él también tiene desarrollado algún poder? ¡Gaderiel, maldito bastardo de mierda! ¿¡Por qué no me dijo que también estuvo en contacto con él!? Ahora sólo puedo confiar en Gaderiel, como siempre. Confiar en que esto será beneficioso. En que mi quinta cola surgirá de esto.

-          Tanto tiempo, perra. ¿Te acuerdas de mí?

La araña me había atrapado en su red.
Esto iba a ser más duro de lo que pensaba en un principio.


6 comentarios:

  1. uu no esperaba menos de ti Himutako bonita historia me quede con ganas de mas pero bueno tu k no nos das mas no es cierto me gusto espero el siguiente cap. *o* u.u

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Gracias n.n Subiré el siguiente cap la primera semana del prox mes =D Antes subiré cosas sobre los personajes eso sí.

      Borrar
  2. Me quede queriendo más >w< Ya voy entendiendo todo... y las piezas encajan perfectamente, tantos misterios, tantos secretos... Me gusta como queda ¡Mis más grandes ánimos!

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Oh! Y me olvide de mencionar que me encanta la imagen del capitulo!!

      Borrar
    2. Muchas gracias n.n Sí, ahora están empezando a hilarse algunas cosas, pero aún quedan muchos personajes que introducir a la historia. Y la imagen, a mí también me gusta como quedó, pero como no la hice hace poco, no está marcada. Hubiera quedado más linda marcada u.u De más que la marcó y la subo de nuevo XD

      Borrar