En vez de la
casa, elegimos el parque.
Akira se dirige
al parque. Pasa toda la tarde ahí. El aire fresco le hace sentir mejor, se ha
despejado un poco. Rápidamente, para su impresión, se hace de noche y cree que
ya debe irse a casa.
Se pone de pie y
mira a su alrededor. Es entonces cuando su cuerpo se congela. Son esos hombres
otra vez. Necesita huir, pero no puede. Afortunadamente, ellos no lo ven. Pero
hay otra cosa que anda mal. Mira de nuevo a donde están los hombres. Y lo ve:
su hermano, Kouki está ahí. Esos hombres lo están tocando, están a punto de
hacerle lo mismo que a él. ¿Por qué? Por venganza, supone. Por su culpa.
Kouki, lo ve, y
parece susurrar su nombre. Pero Akira no se mueve, no puede hacerlo. Kouki está
sufriendo. Los hombres hacen comentarios de lo bien que se siente estar dentro
de un hombre. A pesar de eso, el único movimiento que Akira es capaz de hacer
es salir corriendo.
Corre. Corre sin
parar. Hasta que sus piernas duelen tanto, hasta que le falta el aire; es
entonces cuando deja de correr. Y las lágrimas empiezan a caer. Él dejó a su
hermano, a la persona que lo ayudó anteriormente, sufrir el mismo destino que
él. Sí, antes hubiera querido que eso sucediera, como pensó cuando vio la
escena. Pero cuando por fin lo vio, no quiso creer que era real. No pudo seguir
mirando, pero el miedo hizo que tampoco pudiera defenderlo. Se siente como la
peor persona del mundo. Y llora, aunque la gente alrededor lo mire
desconcertada.
Vuelve a casa y
espera en su habitación. Pero pasan las horas y Kouki no vuelve. Se pasea en la
pieza frustrado, con miedo, con un mal presentimiento. Hasta que dan las 6 de
la mañana. Está amaneciendo y Kouki no vuelve. Su consciencia lo lleva a salir
a buscarlo.
Al llegar al
parque, como pensaba, no hay nadie. Pero algo en su mente le dice que revise
los alrededores de todos modos. De repente le viene una idea. El baño. No sabe
porque, pero se dirige hacia allá.
Y tiene razón. En
uno de los cubículos del baño, con el cabello manchado con el agua sucia del
inodoro y el cuerpo lleno de magulladuras y heridas, se encuentra Kouki
respirando débilmente. Akira no puede hablar más que para susurrar el nombre de
Kouki. No puede ser. Es su culpa. Por no ayudarlo. Por no rescatarlo cuando debía.
Y Kouki susurra con la poca voz que le queda su nombre. “Akira”.
“¡¡¡AHHHHHHHHHHH!!!”
END 17
El que la ruta terminara de esta forma, con Akira gritando al aire y Kouki susurrando como hipnotizado, fue bastante impactante. Lamentablemente no tenía foto u.u Aún me queda un final de Kouki, que subiré pronto porque, como éste, también es cambiar la opción de al final no más. ¡Hasta el siguiente ending! n.n
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